Tracklist:
- Wayang Kulit (04:37)
- Poverty And Misery (02:47)
- The Death Of A Child (04:39)
- Kwan (03:19)
- Enchantment At Tugu (04:08)
- Djakarta (03:44)
- What Can We Do ? (03:13)
- Kwan's Sacrifice (04:58)
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The Year of Living Dangerously (1982) marcó la primera colaboración de una fructífera relación entre el compositor Maurice Jarre y el director Peter Weir, poco antes de que Jarre ganara su último Oscar por esa maravillosa obra maestra que es A Passage to India (1984), última colaboración con el genial David Lean (el fin y el comienzo de dos épocas complementarias para Jarre, curiosamente).
El Año que vivimos Peligrosamente contiene muchísimas curiosidades y anécdotas realmente interesantes, suponiendo, además, la consagración de Mel Gibson como algo más que una cara bonita (cosa diferente serán sus últimos años), y el paso firme de las carreras tanto del director Peter Weir como de la actriz Sigourney Weaver (demostrando ser mucho más que la famosa Teniente Ripley, alias mata Aliens).
Historia de Amor en Tiempos Convulsos - What Can We Do?
The Year of Living Dangerously se sitúa en la Indonesia de 1965, en el mes de Junio, un poco antes del golpe de Estado que tendría lugar. Sukarno lidera el país, sumido en la pobreza más absoluta, lidiando con las fuerzas comunistas (PKI) y con las fuerzas de derechas (predominantemente musulmanes, bajo el mando de Suharto), en un equilibrio de poder tendente a una guerra civil inminente.
Guy Hamilton (Mel Gibson, quien ya colaborase con Peter Weir en su anterior película, Gallipoli, de 1981, y con el reconocimiento tanto crítico como comercial de su personaje en Mad Max) es enviado como corresponsal de la ABS a Djakarta a radiar la situación del país e informar sobre el inestable panorama político, y para ello se valdrá de la inestimable ayuda de un fotógrafo local, el pequeño Billy Kwan (Linda Hunt, ganadora del Oscar por su papel), alma bondadosa y caritativa, un idealista que aún confía en que Sukarno saque de la pobreza al país, trayendo la paz a su pueblo.
Kwan y Hamilton consolidarán una gran amistad, formando un magnífico tándem para informar sobre la inestable situación del país, y en su camino se cruzará Jill Bryant (Sigourney Weaver), gran amiga de Kwan que trabaja como ayudante del embajador británico, y de quien Hamilton no tardará en enamorarse.
Pero la revolución llega, produciéndose un golpe de estado que pondrá patas arribas a Indonesia y en peligro a todos los occidentales que permanezcan en el país, por lo que Hamilton deberá decidir entre continuar con su trabajo o escapar del país y salvar su vida.
La película, qué desprende un exotismo bestial, está perfectamente construida y narrada, con pulso y veracidad, de forma seca, cruda y realista, con una excelente puesta en escena. Además, la química entre Gibson y Weaver es magistral (ambos muy jóvenes y en el apogeo de sus carreras).
Pero quien se merienda la película, de principio a fin, es Linda Hunt (la pequeña actriz de Silverado, Dune, Kindergaten Cop o Fame), que interpreta al fotógrafo Kwan, un personaje para el que Peter Weir no encontró a nadie que se ajustase al perfil, optando finalmente por una mujer para interpretar a un personaje masculino. El resultado final: brillante y magistral, tanto que Linda Hunt ganó el Oscar por su papel como mejor actriz secundaria, además de muchísimos galardones adicionales.
Para el australiano Peter Weir (tras su excelente Gallipoli), The Year of Living Dangerously supuso su primer gran proyecto, el primero financiado por los EE.UU. y Australia, con la MGM y la UA como distribuidores, rodándose la película en Australia (Sidney) y Filipinas (que hizo las veces de Indonesia, ya que los productores tuvieron vetado rodar allí por causas políticas, opuestas a lo que se narraba en la película).
The Year of Living Dangerously no fue estrenada en Indonesia hasta el año 2000. El dictador Suharto, quien se alzó con el poder en los años 60 tras el sangriento alzamiento que tiene lugar en la película, prohibió el estreno de la película (por su gráfica descripción de los hechos relatados en la parte final de la película) hasta el seis de noviembre del 2000, momento en el que Suharto fue forzado a abandonar el poder.
Además, el título de la novela, y por ende de la película se debe a los discursos que pronunciaba el líder del país, donde cada año recibía un nombre por parte de Sukarno. Así, en Agosto de 1964, Sukarno nombró al año venidero, The Year of Living Dangerously. ¿Premonitorio?.
Primera Colaboración con el Maestro Jarre
The Year of Living Dangerously supuso la primera colaboración de Jarre con Peter Weir, y también fue uno de sus primeros trabajos donde el sintetizador cobraba vital importancia para recrear un ambiente exótico y misterioso, captando perfectamente la esencia musical de la película a través de la combinación de los sintetizadores con una magnífica percusión exótica y étnica.
Jarre sería nominado a los "Oscars" australianos por su labor, un año antes de su tercera estatuilla por A Passage to India, derrotando, nada más y nada menos que a John Williams, nominado doblemente por Indiana Jones and the Temple of Doom, y su bellísima The River, a Randy Newman por The Natural, y al gran Alex North por Under Volcano (quien poco después recibiría un Oscar póstumo por su carrera).
La siguiente colaboración le situaría de nuevo en el disparadero de los Oscar: Witness (1985, Único Testigo), donde el bueno de Harrison Ford interpreta a un policía que debe convivir con los Amish y con sus costumbres, mientras protege a un niño testigo de un violento crimen y a su madre, de quien acabará enamorándose.
La partitura de Jarre es una de sus mejores composiciones de los 80, y una de sus mejores aportaciones musicales sintetizadas de su carrera, con el ya famoso y bello corte "Building the Barn", un magnífico tema que se ajusta como un guante para la construcción del granero.
Tras Witness, le seguiría un gran y sonado fracaso de taquilla, The Mosquito Coast (1986), con Harrison Ford como un inventor que lleva a su familia de los EE.UU a Centro America, en plena jungla, alejándose de la civilización para buscar un nuevo rumbo a su vida.
Jarre vuelve a acertar de lleno con su orientación musical, mediante el uso de unos sintetizadores maravillosos, que recrean perfectamente el exotismo de la selva y el viaje, tanto físico como personal, de los protagonistas. Guarda ciertos parecidos (muy ligeros) con The Year of Living Dangerously, aunque es bastante superior a ésta última, y para el que escribe, constituye quizás su mejor partitura de sintetizador.
Su siguiente colaboración, la bella y hermosa historia de Dead Poets Society (1989), con un apoteósico e inspirado Robin Williams, quien se erige en el protagonista absoluto con una interpretación digna del Oscar. Jarre hace una magnífica y bellísima partitura, donde destaca el corte final "Keatings Triumph" (momento "Oh, Capitán, mi Capitán"), donde Jarre te cala hasta los huesos, emocionándote y poniéndote los pelos como escarpias, con una banda de gaitas interpretando magníficamente el motivo central.
Curiosamente, un parón en la relación de ambos, difícil de explicar. Quizás las agendas no coincidieron para la siguiente película de Weir, Green Card (Matrimonio de Conveniencia, 1990), que recayó en un entonces emergente Hans Zimmer, que venía de un exitazo crítico y comercial como Rain Man y en un momento pre-Backdraft.
Y finalmente, Fearless (Sin Miedo a Vivir, 1993), última colaboración con sabor agridulce. El trabajo de Jarre fue limitado a dos temas (uno no llega al minuto, el otro son tres minutos y medio), y Weir prefirió utilizar bastante música clásica ajena al material del compositor. Un desperdicio tener a un genio como Maurice Jarre y no utilizarle al máximo para optimizar su aportación musical.
Tras separarse, Jarre alcanzaría un momento dulce y merecido con el globo de oro de A Walk in the Clouds (1995), mientras que Peter Weir obtendría reconocimiento crítico con su The Truman Show (1998), y un gran éxito de taquilla con Master and Commander: The Far Side of the World (2003).
Pero en el recuerdo quedarán sus cinco colaboraciones, cuatro de ellas a un nivel magistral, y una quinta que es un triste reflejo de una extraña realidad que comenzará a darse en el mundo del cine: el trabajo del compositor comienza a ser secundario, y además, muchos creen que si algo falla, mejor cambiar al compositor (The 13th Warrior, Troy) que remontar o regrabar la película. Patético.
Contexto Musical : Jarre y el Opera Sauvage de Vangelis
La edición del score The Year of Living Dangerously corrió a cargo de Varése Sarabande, e incluye el trabajo compuesto por Jarre en ocho espléndidos cortes, que constituyen un magistral recorrido musical de la película de Weir (algo similar a lo que sucederá con The Mosquito Coast) y una pincelada colorista y exótica de un país como Indonesia.
Ronda aproximadamente los 32 minutos, y prácticamente está completo al 100% (le faltan dos o tres brevísimos cortes, uno de ellos estridente para una escena violenta, una aproximación acertada). Pero lo realmente interesante son dos hechos muy curiosos.
El primero, el score de Jarre queda muy fragmentado y diluido a lo largo del metraje de la película (casi dos horas). De los 32 minutos de score, aparecen en la película algo más de la mitad. Peter Weir utilizó la música de Jarre seleccionando, de entre los temas compuestos, aquellas partes que más le interesaban.
El segundo, Peter Weir se quedó prendado de una melodía de Vangelis, L'Elefant, un bello y exótico motivo que encajaba como un guante en la película de Weir, conjugando perfectamente con el score compuesto por Jarre.
L'Elefant pertenece al disco Opera Sauvage del año 1979, y el corte en cuestión fue utilizado para la tórrida relación entre Hamilton y Jill (la escena de la huida en coche durante la noche, en pleno toque de queda, para pasarse una apasionada noche en la casa de Kwan, y la escena de la visita de Jill a la oficina de Hamilton, fusionándose en apasionado beso). Y siendo sinceros, la música le va como anillo al dedo.
La verdad es que, cuando vi la película hace años, me quedé prendado de todo el score en general, y en particular de ese corte. Tardé poco en hacerme con la partitura, pero hete aquí que el susodicho corte no aparecía. ¿Por qué? (me repetía una y otra vez).
¿Habría una edición más completa aún que la edición de Varese?. ¿Omitieron el tema por error, o por presupuesto?. ¿O era un motivo no compuesto por Maurice Jarre?. Bingo.
Lo curioso es que, cuanto más escuchaba el disco, más prendado me quedaba del score de Jarre (sin el motivo de Vangelis). Y es que, aunque en la película la música parece que esté algo diluida, encaja perfectamente en cada uno de los instantes en los que aparece, con momentos realmente poderosos y memorables, como la escena aérea de los campos indonesios mientras Hamilton y Kurma (quien trabaja para el periodista) conducen a una casa de campo para pasar el día, o la muerte del niño que apadrina Kwan.
La escucha aislada permite situar los motivos de Jarre y sus intenciones, y cada vez que una nota de Jarre aparece en pantalla, es una auténtica delicia comprobar como el compositor ha sabido captar la esencia de la película, tele transportándote a otra cultura, a otra realidad, a otro tiempo.
También tenemos una bella pieza de Richard Strauss (perteneciente al trabajo Four Last Songs), interpretada magníficamente por una solita femenina, que Kwan le ofrece a Hamilton mientras visita su casa de campo, o para otra escena con Kwan reflexionando.
Motivos y Colusión del Score con el Celuloide
The Year of Living Dangerously se compone de dos tipos de sonoridades; de un lado los sintetizadores, recreando perfectamente un ambiente etéreo y mágico, y de otro lado, la sección de percusión, que le otorga el toque exótico y elegante al score, con el uso de docenas de instrumentos de percusión asiáticos como los gongs o los cimbales.
Ambos elementos coexisten a un nivel magistral, y prueba de ello es el corte uno, "Wayang Kulit", cuya primera parte, misteriosa y etérea (sin reflejo en la película, recreando un ambiente musical brumoso y de cierta tensión contenida, que será salto y seña del compositor, como los títulos de inicio de Dreamscape) da paso a una segunda fase percusiva, vibrante y rítmica, para los títulos de créditos iniciales, mientras vemos a unos títeres en pantalla representando una especie de función (en clara relación a un dato que conoceremos después, el sobrenombre con el que se conoce al líder Sukarno, el maestro de los Titiriteros).
"Poverty and Misery" recoge la parte misteriosa del primer corte, "Wayang Kulit", desarrollándolo ese aire misterioso e hipnótico, mientras Hamilton y Kwan pasean por la barriada de pobreza de Djakarta (apenas minuto y medio aparece en pantalla).
El motivo principal del disco es el que Jarre asocia a Kwan. En el disco aparece por primera vez en el corte tres, el bellísimo "The Death of a Child", una escena de gran intensidad dramática, no exenta de cierta belleza por la forma en la que está rodada, para la escena de los ritos funerarios del niño que apadrina Kwan, un momento revulsivo que provocará un cambio de actitud de Kwan ante Sukarno, replanteándose la realidad que le rodea y la figura de Sukarno, a quien tenía en un altar.
El tema cuarto es una prolongación del corte tres, "Kwan", donde el sintetizador continúa creando esa atmósfera exótica y misteriosa, envolviéndote y azuzándote suavemente, abandonando los adornos de percusión exótica del anterior corte, y centrándose prácticamente en los sintetizadores.
Cierras los ojos, respiras hondo, y tu mente se traslada a un país exótico, de gran belleza y majestuosidad. Jarre provoca un efecto adicional con su score, más allá de la propia película. Y es algo que también le sucederá con otras obras suyas, como The Mosquito Coast o Gorillas in the Mist.
"Kwan" y, especialmente, el corte "Kwan's Sacrifice", que cierra el disco, aparece en varias ocasiones para el personaje de Linda Hunt. "Kwan's Sacrifice" es escuchado tras el exquisito "The Death of a Child", con Kwan recorriendo unas calles cada vez más convulsas, exigiendo un cambio, lo que provoca que Kwan se haga una y otra vez más la misma pregunta: What Can We Do?.
Y así llegamos al corte siete, "What Can We Do?", un tema tenso y a ratos oscuro, para el momento en que Kwan huye enfadado de Hamilton por su poca ética profesional y falta de compromiso. De nuevo, solo escuchamos el principio del corte.
Y finalmente, uno de los mejores cortes, "Enchantment at Tugu". Este corte tiene dos partes que Jarre fusiona en un único corte, y que Peter Weir reutilizó varias veces. La primera parte es un bello y exótico pasaje con unas sonoridades ambientales maravillosas y majestuosas, combinando con una bellísima instrumentación étnica para el momento en que Kurma y Hamilton se trasladan en coche a una mansión a descansar, mientra vemos un bello paisaje filipino (hecho pasar por indonesio) de prados y montañas. Éste motivo será utilizado en los end credits de la película.
Al minuto dos y medio introduce un nuevo y rítmico motivo, un vibrante pasaje percusivo para el momento en que Kwan y Hamilton asisten a una manifestación del partido comunista contra la embajada norteamericana, también reutilizado para el momento en que los corresponsales de prensa celebran, a bordo de unos taxi-bicicletas, que uno de los reporteros ha alquilado una lujosa mansión y que celebrará una fiesta en la misma. Excepcional.
Y finalmente, "Djakarta" una exótica canción que Jarre utiliza, a modo de source music, para el momento en que Hamilton y Jill se encuentran sentados en la terraza del puerto. Una exótica sección de cuerda y flautas aderezan la voz asiática de la canción.
Exótico Jarre
Aunque Weir no utilizase toda la partitura tal como aparece en el disco, su forma de hacerlo es magistral, sabiendo dosificar el uso de la misma y no saturar la película de una cantidad ingente de música (algo muy habitual en el cine actual, donde hay música incluso para cuando los actores bostezan).
A veces son pasajes, o a veces el corte entero, pero Jarre está presente en toda la partitura de una forma magistral, y su sabio uso del sintetizador más su dominio de la percusión convierten a The Year of Living Dangerously en una de sus mejores aportaciones musicales de sintetizador de los 80, y en un fantástico disco para evadirnos de la realidad y crear nuestro propio viaje espiritual.
MAURICE JARRE 1924-2009 - DEP MAESTRO
Lo mejor: El score de Jarre refleja y transmite el exotismo y el dramatismo que exigía esta excelente película de Peter Weir.
Lo peor: No podría decir nada en contra. Me parece un disco sin fisuras, pero pudiera ser que alguno no disfrute del exotismo de este disco, o que le parezca algo duro en algún pasaje (como digo siempre, no es mi caso), pero creo que ni eso.
El momento: El bello “The Death of a Child”, el exótico “Enchantment at Tugu”, y el cierre final, “Kwan’s Sacrifice”.
Rubén Franco Menéndez (Patton_Goldsmith)
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