1. Introducción
El fantasma de “Troya” es tenaz e irrefrenable. Ataca cuando menos te los esperas, agazapado entre las hendiduras de madera de un caballo colosal. El arma realmente imperecedera de “Troya” es bien clara, se llama “ignorancia” y amenaza con dominar el conjunto de producciones cinematográficas basadas en novelas o hechos históricos de profunda carga épica.
Y es que “Troya” fue una producción palomitera que hacia caso omiso a todo lo escrito anteriormente, a esa "Iliada" escrita por Homero,
donde los personajes desarrollaban una historia sólo imaginada por el hombre.
“Alexander” se presenta como un nuevo ejercicio del mainstream Hollywoodiense por arruinar a un personaje, suavizarlo y endiosarlo hasta el propio Olimpo. Pero claro, ese fantasma cobraría fuerza si uno no leyera esa letra pequeña que últimamente se va convirtiendo en grande, aquella donde pone “Director”. Y es que “Alexander” es la nueva película de ese ser indómito, irreverente e incontestable que es Oliver Stone.
Una vez sabido eso,
el fantasma de “Troya” pierde fuerza. Las concesiones
a lo “convencional” a lo “políticamente
correcto” pierden forma. Stone es dado a ser un autor
polémico, a levantar susceptibilidades (ver el fenómeno que
envolvió “JFK”), a no dejarse amedrentar por
productores que intentan encauzar un producto hacia los caminos de las grandes
recaudaciones.
Es por eso que “Alexander” no
ha funcionado tan bien como se esperaba, porque no es un producto del mainstream,
es una obra y una visión de un cronista único, de Oliver
Stone.
2. Políticamente Incorrecto
Mucho
se ha hablado de la incorrección política de “Alexander”,
pero esta incorrección no deja de ser la “fidelidad” del
autor a la naturaleza del hombre, pues aunque muchos digan que ser homosexual
es “antinatura”, la variedad en los pensamientos humanos
y su sexualidad distan mucho de confirmar ese adjetivo.
Si Alejandro Magno dice en la película que “quiere
más que a su alma” a Hephaistion (interpretado por Jared Leto), es que sencillamente lo ama. ¿Amar a una persona es políticamente
incorrecto? Evidentemente no, pero sí es hacerlo a otra persona del mismo
sexo, para según que personas.
El principal problema que ha habido es reconocer que Alejandro Magno era homosexual. Algunos abogan por una bisexualidad, pero no nos engañemos, esa bisexualidad es una forma encubierta de maquillar una homosexualidad y es algo que Oliver Stone deja muy claro.
Filipo II,
el padre de Alejandro Magno (interpretado por Val Kilmer)
le dice a su hijo que “se guarde de las mujeres, pues siempre
complican las cosas” y que tenga placer con los hombres. Con
esta afirmación Oliver Stone sólo
busca describir el pensamiento general de una época donde los efebos eran
personas bien reconocidas por pertenecer a tal o cual señor.
La práctica de la homosexualidad eran tan natural en aquellos tiempos
que hoy día puede llegar a resultar escandalosa para algunos sectores.
Lo realmente triste es considerar que Alejandro es menos “hombre” o menos “mito” por ser un personaje que se mezclaba en la alcoba con gentes de su mismo sexo. Evidentemente Oliver Stone se negó a convertir su “Alexander” en un nuevo Troya, donde Aquiles quería a Patroclo como a un hermano, cuando según todos los escritos, su amor era muy diferente, era un amor pasional que no familiar.
Vivir para ver en pleno siglo XXI.
3. Más de lo que se espera
“Alexander” es
mucho mejor de lo que las primeras criticas han dicho de ella, pero tampoco
es una obra imperecedera. Viene aquejada de un ritmo irregular, de momentos
innecesarios y de ausencias impagables.
También
es cierto que “Alexander” se ha vendido con una equivocada publicidad,
como una nueva “Troya” donde las batallas eclipsan el relato.
"Alexander" en sus dos horas y media largas de metraje sólo tiene dos
batallas, una
primera muy conseguida (aunque confusa en cuanto a planificación
de planos), la de Gaugamela, y una final en la India (bastante más
confusa, a causa de un montaje frenético y una coloración
rojiza del negativo).
Las
batallas no son muy largas (sobre todo la de la India) pero fieles a
la filmografía de Stone, son salvajes y fidedignas a lo que realmente
podría haber ocurrido (pensemos que esto ocurrió muchos años
antes de Cristo, así que nadie tenía la vela puesta para ver lo que
pasaba), con amputaciones varias y sangre a borbotones (incluso los
animales sufren de lo lindo).
De ahí que lo
realmente representativo no sean sus batallas, sino la verdadera lucha
de Alejandro por sentirse “glorioso”, por equipararse a sus ídolos,
Aquiles o Hércules, e ir más allá. Ése es el mensaje verdadero
de la película.
El resto de personajes
colaboran a enriquecer el mito. Filipo (Val Kilmer), un bárbaro sin
modales, alcohólico, temeroso de la ambición
de su hijo hacia el trono que aún le es suyo. Olympias (Angelina Jolie),
una madre manipuladora que adora a su hijo por encima de cualquier otra
cosa, inculcándole ese amor por la gloria y la ambición. Hephaistion
(Jared Leto), el compañero ideal, el verdadero amor de Alejandro,
el único en quien confiar. Roxane (Rosario Dawson), mujer de Alejandro,
madre, una mujer salvaje que al igual que Bucéfalo (el caballo de
Alejandro Magno) fue únicamente domada por el conquistador. Y finalmente
Ptolemy (interpretado por dos actores según la edad, Robert Earley
y Anthony Hopkins), narrador del mito.
4. Los actores
Todos los actores crean un diseño de personaje realmente aceptable. Todos se ven altamente motivados por un proyecto inusual.
Val Kilmer está genial
en su papel de padre alcohólico y pasional, muy en la línea del exceso que también
encarnó en “The Doors”, también dirigida por Oliver Stone (tal vez su mejor interpretación). La escena en que habla con su hijo sobre los mitos, sobre la perdida que siempre trae la gloria, es realmente de lo mejor de la película.
Angelina
Jolie está realmente guapa en su papel de madre. El gran problema radica
en que físicamente no se ve la madre de Colin Farrell por mucho que el maquillaje este bien llevado. Su interpretación
está muy conseguida.
Anthony Hopkins como
siempre está por encima del bien y del mal. Es cierto que sus pasajes
son aburridos y que rompe bastante con el ritmo de la película, pero
su interpretación
no deja de estar conseguida.
El mejor sin duda, Colin
Farrell, haciendo una interpretación del conquistador que lo aproxima
a la total humanización. Es capaz de trasmitir al espectador una
gran gama de sentimientos, compasión, ira, venganza, tristeza y
determinación. Sin duda es el centro de la narración, consiguiendo
que olvidemos su desastrosa caracterización (esa peluca rubia no
le pega ni con cola), gracias a la implicación que el espectador
tiene con su interpretación.
Los elementos oscuros los encontramos en un soso Jared Leto (que es mejor cantante que actor) y en Rosario Dawson, que tiene una actuación cadenciosa, aunque por lo menos nos alegra la vista (y es que su desnudo es difícil de olvidar).
5. Irregular
La película tiene fases, algunas que implican enormemente al espectador y otras que llegan a cansarlo. Destaca positivamente toda la primera parte, con un Alejandro niño, y las primeras apariciones de Colin Farrell, hasta la batalla de Gaugamela (la primera hora).
Después el relato
se torna un tanto precipitado. Y ésa es la mayor razón para
que Alexander sea considerado un relato irregular. Las apariciones del
narrador Ptolemy se hacen innecesarias, pues éste cuenta la historia
cuando el espectador
está deseando verla representada. así que se dan por contadas
y pasamos en menos de dos minutos a años de diferencia, un vacío
que podría funcionar sobre acontecimientos no muy importantes, pero
no es el caso.
Alejandro abandona a
su padre, y minutos después nos enteramos de que el padre ha sido
asesinado y que Alejandro ya ha empezado su conquista, todo por palabras
de Ptolemy.
De nada nos sirve que minutos después
veamos cómo asesinan a Filipo, si ya el corte del ritmo esta hecho.
Por otra parte, la fase
del final del relato con el asesinato de Alejandro se ve también muy perjudicada por el aumento del ritmo, demasiado precipitado.
No sería de extrañar que la edición en DVD arreglara este problema de ritmo.
6. Una rareza
“Alexander” puede ser considerada una rareza, pues no es ni una película
comercial al uso, ni una obra de autor. Es más bien un híbrido que juega a dar imagen a una de las personalidades más fascinantes de la historia.
De ahí que desde su creación esta obra sea difícil de catalogar y de enjuiciar. Habrá aficionados que se desvivan por ella y por su magnifica fidelidad con los personajes. Otros verán
una forma más de que su director diga incoherencias, y otros, la gran mayoría, la consideraran totalmente fallida y aburrida, pues no hay tantas batallas como pensaban y sobre todo, los efectos digitales están contados con los dedos de la mano.
Para el que escribe “Alexander” es una película a no olvidar, con sus virtudes, con sus defectos, pero con una mirada muy interesante a una época que se nos hace muy distante.
DDBSpawn (David Doncel Barthe)
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