A Nightmare on Elm Street 2: Freddy's Revenge

Título en español: Pesadilla en Elm Street 2: La Venganza de Freddy
Compositor: Young, Christopher
Año: 1985
Distribuidora: Varese Sarabande
Duración: 30:21

Aprovechando el éxito de A Nightmare On Elm Street, y viendo las taquillas que arrastraban otras franquicias (Friday the 13th y la magistral Halloween), era cuestión de tiempo una secuela para repetir campanazo.

Así, en 1985, dos años después del primer Freddy, llegó este desastre de película, que pese a tener algún momento interesante, me parece, con mucho, una de las peores películas de la saga, salvándose de la quema el genial Christopher Young.

Pesadilla 2 - La Posesión

Como tantas otras secuelas de los 80 (Poltergeist 2, con la posesión del padre con el monstruo gusano del vómito, o Amityville 2, The Possession), A Nightmare on Elm Street conoció secuela vía posesión de un jovencito cortesía de nuestro maestro de ceremonias, el amigo Freddy Krueger. Jack Sholder se encargó de dirigir el proyecto, una película que se queda en mitad de la nada y muy lejos de llegar a inquietarte ni una décima parte de lo que hiciera la primera entrega.

Sholder se redimiría de tamaño callo con la excepcional The Hidden (que ganó varios premios, entre ellos el de mejor director en Avoriaz y Sitges) de 1987, con un sensacional Kyle Maclachlan, en una magistral historia de terror y ciencia ficción sobre un ente larva extraterrestre que va poseyendo cuerpos humanos hasta que se degradan para pasar al siguiente inquilino (posesiones rules), encargándose del ajustado y duro score Michael Convertino.

Pero luego nos regalaría "perlas" como Wishmaster 2, la coproducción española Arachnid (corre, corre cuanto puedas, y cuando creas haberte alejado lo suficiente, sigue...) y el desaguisado que supuso Supernova (aquella película que empezó Walter Hill y alguien tuvo que acabar, con James Spader).

Freddy 2 falla en su intento de construir una historia de terror. Le falta ritmo y chicha, sin apenas sustos o algún golpe de efecto interesante. Es bastante lineal, desechando bastante parte del material que de partida podría haber sido un buen gancho para extraer buenas dosis de terror.

Además, tiene la molesta manía de alterar las reglas básicas de la primera parte. Valga como ejemplo, lo mucho que me gustó Highlander, que apenas explicaba nada, y lo mal que resultó Highlander 2, donde te enteras atónito de la verdadera historia de los inmortales, chafándote completamente el argumento de la primera (extraterrestres condenados en la Tierra que lucharán para que sólo quede uno, cortándose la cabeza a espadazo limpio... Acomodador, dónde está la salida). Pues en A Nightmare on Elm Street 2 sucede eso.

Si en la primera solo era VISIBLE dentro de los sueños, aquí te mata en vivo y en directo. Aceptamos que posea al chico y que mate a través de él (Kill for Me) como animal de compañía, pero su reino está en los sueños, y al final de la película, allí lo vemos machacando jovencitos en la fiesta de la piscina. Además, llega un momento que no sabes si estás viendo una película de Freddy Krueger o una de fenómenos sobrenaturales, con las cosas moviéndose solas y lanzándose de un sitio a otro (Poltergeist on Elm Street...).

Las tramas Teenagers son realmente ridículas (la relación entre el protagonista y su novia, estupideces varias estilo Albóndigas en Remojo...) y otras subtramas que no ayudan en nada (referencias homosexuales del entrenador del colegio, un Marshall Bell fuera de sitio, genial en Total Recall, The Vagrant o Starship Troopers).

Se salva el comienzo, para mí lo mejor de la película, con la pesadilla del autobús de escuela suspendido en el aire por una finísima columna de rocas sobre un abismo, con Freddy Krueger en su interior yendo hacia el protagonista (Jesse) y dos chicas.

Y adicionalmente, la escena del crimen del amigo de Jesse, muy bien rodada y bastante dramática (sobre todo por Christopher Young), algunas partes de la fiesta de la piscina (otras las degradaría poniéndolas al sol directamente) y alguna cosilla suelta en la escena final de la factoría industrial (en particular, la escena de los dos perros con cabeza de niño, bastante enfermizo, otra trasgresión más entre el mundo real y el de los sueños).

En general, un despropósito de película, para mí la peor en cuanto al espíritu que buscaban las películas de Freddy Krueger (divertirte con una extraña mezcla de terror y humor), donde los 80 minutos llegan a hacérsete realmente pesados. No obstante, obtuvo una nominación a la mejor película de horror en los Saturn Awards.

Por suerte, como decía el gran Bogart, "siempre nos quedará..." Christopher Young.

Christopher Young - A Year Before of Living with Cenobites

1985 fue el preámbulo del campanazo de Christopher Young, que en 1987 subiría al olimpo de los dioses con su obra maestra Hellraiser, una partitura muy tensa y muy siniestra, no exenta de una diabólica e insana belleza, igualada (e incluso superada) por Hellbound: Hellraiser 2, donde las masas corales te ponen los pelos como escarpias, con una apertura musical de siete minutos dignos de figurar en todo recopilatorio de terror que se precie.

En 1985, Young pone una piedrecilla más en su escalada hacia el éxito. El bombazo de A Nightmare on Elm Street conllevará secuela, haciéndose Young con las labores compositivas.

Y su camino no había sido fácil, pero sí bien dirigido. Antes de A Nightmare on Elm Sreet 2 : Freddy's Revenge, Young hizo mucha serie B, como Pranks (aka The Dorm That Dripped Blood), The Power (antecedente de ese aire etéreo y misterioso de Hellraiser y The Fly II) o Def-Con 4.

De hecho, A Nightmare on Elm Street 2 se beneficia de esa experiencia musical previa, especialmente Pranks, o esa maravilla que es Masses, suite de treinta y tres minutos incluida en el compact de Max and Helen (de la desaparecida Bay Cities), una pieza musical de inquietante construcción, donde Young experimentó musicalmente con muchas texturas y sonidos musicales (algo no ajeno en su carrera, como esa extraña y maravillosa The Vagrant), bebiendo directamente del rejected score de Invaders from Mars de Tobe Hooper (rechazado por ser especialmente oscuro, lo que hay que oír...).

Puestos en antecedentes, entramos en materia. Welcome to the Hell of Mr Christopher Young.

Young - A Musical Nightmare

El score de Young viene editado conjuntamente con A Nightmare on Elm Street de Charles Berstein, cortesía de la distribuidora Varese Sarabande. Actualmente, es un disco de difícil adquisición, pero altamente recomendable.

A Nightmare on Elm Street 2 tiene el sello y estilo de su autor, Christopher Young. Cuerdas, toques de piano, campanas, a veces vientos, todo ello conjugando unas texturas musicales muy inquietantes y envolventes. Es el toque Young. Lo tendremos a lo largo de toda su obra.

Prueba de ello es el Main Title, donde Young apunta cierta atonalidad en la apertura, para desarrollar el que será tema principal. Es un corte cargado de malicia, que trasluce un aire rancio y viciado. Todo ello para la escena de la pesadilla inicial del autobús, que nos trae a la memoria otros trabajos suyos (Def-Con 4, Pranks).

Es el germen de un estilo que alcanzará su cota máxima en trabajos como Jennifer 8, Hellraiser, Hellbound, The Dark Half o The Fly II, y que se mantendrá a lo largo de toda su obra, como la terrorífica The Exorcism of Emily Rose, la inquietante The Gift y The Grudge, o la fantástica Species.

Sin embargo, el segundo corte, "...And Leave the Driving to Us" es un tema duro y oscuro, muy siniestro, atonal, con estallidos orquestales (a veces me traen a la memoria Alien, "The Alien Planet"), violines chirriantes, siempre creando una atmósfera opresiva y muy cargada. Un corte no apto para escuchar a solas y oscuras.

El resto de la partitura discurre por esos cauces, mezclando toda clase de sonoridades inquietantes, como en "Kissing Freddy on the Catwalk", evocando siempre ambientes de pesadilla, o ese aire misterioso y etéreo de "Kill for Me".

Destacaría dos momentos donde Young se sale de esa tónica para ofrecernos dos pasajes musicales más dinámicos y vibrantes.

El primero es "Chest-Burster", que Young reutiliza hasta en tres ocasiones a lo largo de la película. Primero, cuando Jesse, poseído por Freddy, mata a su amigo mientras los horrorizados padres no pueden entrar en la habitación para salvar a su retoño. Young ofrece un pasaje musical intenso y enérgico, con los violines y los tambores construyendo un corte agresivo. Éste leitmotiv lo repetirá para la masacre de la fiesta en la piscina y para la escena final de la película.

El otro es "Fire Bird". La casa de Jesse comienza a subir de temperatura (la caldera del infierno, cortesía de Krueger). Young va creando un corte muy tenso, hasta que explosiona en el momento en el que el loro se escapa de la jaula, totalmente enloquecido por el calor, para atacar al padre de Jesse. El pájaro acaba ardiendo ante la atónita mirada de todos. El breve corte de acción tiene un tufillo muy Horneriano, diría incluso que suena a Aliens (del mismo año).

En "Dream Heat", llegamos a escuchar en la parte final un ritmo pulsante, como de latido, y en "Jump Rope", un sueño de Jesse, escuchamos la canción de la comba de la primera parte, susurrada por una inquietante voz infantil.

Como curiosidad, y para los amantes de Goldsmith (baja la mano, Rubén), emplazo a que escuchéis el corte "Freed of Her". En su comienzo, se observa un toque Chinatown muy claro.

Masters of Horror - Mr. Christopher Young

Si tuviera que elegir compositores capaces de crear ambientes terroríficos e insanos, que supieran representar musicalmente el horror y la tensión de las imágenes, generar un ambiente enfermizo, materializar la locura, conseguir sacarnos de quicio y crisparnos los nervios, sin lugar a dudas, Christopher Young sería uno de ellos.

Sus obras cenobitas, la extraterrestre Gigeriana que busca aparearse, Emily Rose poseída, terrores orientales con casas malditas, Eric Stolz convirtiéndose en un horrible ser humano-mosca, las mitades oscuras que todos albergamos materializándose, la locura y el horror en forma de vagabundo... Young es un maestro del terror y el horror, capaz de extraer de la orquesta ese sonido de pesadilla musical, de hacer aflorar nuestros pánicos y más profundos temores.

Christopher Young no nació en éste mundo. Fue concebido en el cielo, abandonado en el infierno y criado en la Tierra.

Lo mejor: La solidez del trabajo de Young para con las imágenes, y cómo se comienza a observar la madurez de su estilo, que alcanzará cotas espectaculares con Hellraiser y Hellbound.

Lo peor: Es sólo media hora de score, pero es dura. Si eres fan de Chris Young, te gustará sin reservas.

El momento: El enfermizo y tenso “Main Title”, y “Chest-Burster”.

Rubén Franco Menéndez (Patton_Goldsmith)