Ghost Rider

Título en español: El Motorista Fantasma
Compositor: Young, Christopher
Año: 2007
Distribuidora: Varese Sarabande
Duración: 58:36

A pesar de haber demostrado con "Daredevil" que, aunque conocedor de los cómics Marvel y su historia, Mark Steven Johnson tenía unas dotes muy escasas para la dirección (lo de "Simon Birch" tuvo que ser una ilusión óptica), y no digamos ya de lo que es plasmar una buena historia en un guión, el hecho es que el año 2007 comenzaba su andadura con una nueva adaptación a la gran pantalla de un personaje Marvel, perpetrada por este individuo. El elegido en esta ocasión era Ghost Rider, el Motorista Fantasma, que se adelantaba así a "Spiderman 3" y "Fantastic 4: Rise of the Silver Surfer", las cuales, pese a resultar bastante irregulares en conjunto, aún le daban sopas con hondas a esta "Ghost Rider". Rayos, hasta "The Punisher" hace más gracia y resulta más entretenida.

Y es que, vale, el Motorista Fantasma es un personaje que mola, es resultón. Un motorista enfundado en cuero con una calavera llameante por cabeza es una imagen que enseguida crea adeptos. Un icono fácilmente reconocible, ideal para tatuar en el brazo o como calcomanía en la "burra".

Creado en la década de los 70, como respuesta a la fiebre por las "motacas": las Harleys, los Ángeles del Infierno, "Ghost Rider" nos cuenta la historia de Johnny Blaze, acróbata circense, que ve cómo su alma queda ligada a la de un demonio infernal, Zarathos, el cual le posee cada noche para recorrer, con su fantasmagórica apariencia, las solitarias carreteras de la América profunda e impartir justicia a su manera. Realmente, el apelativo ya había sido usado varios años antes, para referirse a otro personaje de cómic, ambientado en el Oeste americano, pero sin ninguna relación demoníaca ni nada que ver con el Motorista, salvo el nombre. En la película, retoman a este personaje, Carter Slade (interpretado por Sam Elliott), cambiando ahora sí tanto el look como el origen del personaje para situarlo como una especie de antecesor del Motorista actual.

Con el paso de los años, el "look" del personaje no sería suficiente como para mantener su serie regular (pese a contar con múltiples y agradecidas apariciones especiales en otros títulos) y acabaría siendo cancelada. No sería hasta los 90, cuando la moda de los superhéroes más oscuros y violentos ("grim and gritty") propiciaría el relanzamiento del personaje, con un nuevo origen (ahora el anfitrión era el joven Danny Ketch, quien liberaba el "Espíritu de la Venganza" cuando se derramaba sangre inocente), un nuevo y modernizado look (substituyendo la Harley por una motocicleta más "infernal") y nuevos y más poderosos poderes que hacían de él el azote de las Fuerzas del Mal. Tampoco terminaría de cuajar esta fórmula, una vez pasado el boom inicial, con lo que el personaje ha ido dando tumbos de un lado para otro, sin terminar de asentarse como serie regular, pese a contar con un notable legión de seguidores.

Entre uno de sus mayores fans, encontramos a Nicholas Cage (cuyo apellido tomó de otro personaje de cómic, Luke Cage, Power Man, como homenaje a él y para distanciarse al mismo tiempo de su tío, Francis Ford Coppola). Tras el fallido intento de resucitar la franquicia de Superman en los 90 (con otros nombres asociados al proyecto del calibre de Tim Burton o Kevin Smith), Cage ansiaba sobre todas las cosas la oportunidad de interpretar en la gran pantalla a uno de sus ídolos de papel y, finalmente, y por desgracia para los aficionados, logró su objetivo al hacerse con el papel de Johnny Blaze/Ghost Rider en la presente adaptación fílmica. Lamentablemente, la excesiva e histriónica interpretación de Cage (para que luego hablen de Jim Carrey...) no es la única lacra de la cinta. Ni uno solo de los protagonistas está a la altura, con la posible excepción de Sam Elliott (que, para un rato que sale, ya cumple). Eva Mendes está para tirarle de los pelos, luce bien, pero a la hora de interpretar, parece que se dejó el cerebro en casa ese día. Los dos jóvenes actores que interpretan a la pareja protagonista en su adolescencia aportan mucho más carisma y resultan más atrayentes e identificables para el espectador. Y en cuanto a los papeles antagonistas, Peter Fonda nunca ha sido un buen actor y su aparición aquí parece obedecer más a un guiño a "Easy Rider" que a otra cosa, y Wes Bentley está muy lejos del papel que le lanzó a la fama como el adolescente voyeur y filosófico de "American Beauty". Ambos se limitan a poner cara de palo, de "qué malo que soy", y a esperar a que los de efectos especiales les añadan algún rasgo demoniaco a sus inexpresivas caras. Efectos cuya principal función reside en espabilar al público, que se queda dormido con una trama tan simplona y sin emoción alguna.

Buena parte de culpa de todo esto la tiene el propio personaje del Motorista Fantasma. Con un diseño espectacular (que sí, que la Playstation 3 tendrá mejores gráficos, pero su buen pellizco del presupuesto que se llevó), resulta además demasiado poderoso (algo que al fin y al cabo es, al tratarse de una fuerza infernal atrapada en la Tierra), y el guionista no sabe cómo manejarlo para que la historia se quede en un simple "mata-mata", con el Motorista derrotando fácilmente a sus enemigos como si de un videojuego lineal, en el que además tienes vidas infinitas e inmunidad, se tratase.

Ni director ni actor saben captar la esencia del personaje ni transmitir el enorme potencial del mismo. Da la impresión de que tan solo el compositor Christopher Young está a la altura y construye un score a la altura de lo que el personaje necesita. Young no necesita presentación y cuenta con un amplio repertorio en el territorio de lo paranormal y lo demoníaco, como demuestran sus trabajos en la saga "Hellraiser", "The Fly II", "Invaders from Mars", más todo el recorrido que nuestro compañero Patton_goldsmith está haciendo por su obra, y que os recomiendo sin lugar a dudas (A Nightmare on Elm Street 2: Freddy's Revenge, Def-Con 4 y Pranks). "Ghost Rider" no es ningún "Hellraiser" (y las comparaciones ofenden, y en casos como éste, mucho), pero dado lo flojo que había comenzado el año 2007, era todo un hallazgo encontrar un trabajo de cotas de calidad como éste. No sería la única incursión en el tema superheroico para Young este año, ya que volvería a repetir con "Spiderman 3", en substitución del esquilmado Danny Elfman, con un trabajo de tono oscuro y dramático que, si bien cuenta con bastantes similitudes en cuanto a forma y contenido con "Ghost Rider", también merece su disfrute aparte, en una edición oficial que aún no está muy claro que alguna vez aparezca, por desgracia.

En "Ghost Rider", Young nos obsequia con un tema principal con el que identificar rápidamente al protagonista, con una enorme intensidad y un marcado dinamismo, que le confieren el espíritu que el personaje necesita. Entremezclando magistralmente tonos más "gamberros" y rockeros, para aportar el matiz del espíritu motero, con pinceladas del más entrañable western, para el personaje de Slade, toques de guitarra country, para el tema de amor, y rematando con ominosos coros, que le dan ese toque sobrenatural, Young construye una partitura que no aburre, que disfrutas de principio a fin y que merece mucho la pena escuchar de forma aislada. Porque, ¿cómo pagan el que el compositor sea el único en captar la esencia del personaje en la película? Ahogando el score con los efectos de sonido, algo que ya se hace patente en los títulos de crédito, donde el fantástico tema principal, "Ghost Rider", queda totalmente desvirtuado por la inclusión del cacofónico petardeo de la motocicleta. ¿Envidia, o directamente ineptitud en la sala de montaje? Casi me decantaría por esto último.

Y es que resulta frustrante ver la película (cosa que espero no tener que volver a hacer, al menos en mucho tiempo) y comprobar cómo destrozan la aportación de Young. Los mejores momentos de la cinta (bueno, los menos malos), aquellos en los que el Motorista despliega todo su poder para deshacerse sin despeinarse mucho (es un decir) de sus enemigos, como los correspondientes a las pistas "More Sinister than Popcorn", "Chain Chariot" o "Nebuchadnezzar Phase", quedan muy desdibujados por culpa del mal balance entre la música y los efectos sonoros, que no dejan apreciar ésta última por su excesivo y retumbante volumen.

El bello tema de amor, construido a base de punteos de una guitarra acústica, sí que se disfruta bien en la película, pero sólo al principio, en la pista "A Thing for Karen Carpenter", cuando la pareja protagonista es aún joven y transmite algo. Porque luego Cage y Mendes son dos petardos de mucho cuidado, y "Serenade for a Daredevil's Devil" queda muy bien en el CD, pero en la película resulta patético.

La inclusión del personaje de Sam Elliott como el antecesor del "Ghost Rider", innecesaria salvo para aportar un mayor "molamazismo" a la historia, también está muy bien resuelta por la banda sonora, con el prólogo al inicio de la primera pista, "Ghost Rider" y la pista "San Venganza", donde un solo de trompeta rinde homenaje a todos esos spaguetti-westerns con los que hemos disfrutado de pequeños. Lástima que acompañe a una escena que, aunque visualmente deslumbrante, no sólo no aporta nada a la historia, sino que encima tiene una resolución de lo más estúpida (uno de esos momentos en los que buscas una mirada cómplice en tu compañero de asiento para comprobar si efectivamente esa escena está teniendo lugar y no es un producto de tu imaginación, sino una tomadura de pelo por parte del director).

Como mención especial merece también ese final de "pues bueno, pues vale, pues de acuerdo", donde de nuevo tiene que ser Young el que saque las castañas del fuego con dos temas tan redondos como "Nebuchadnezzar Phase" y "The West was Built on Legends", con esa monumental masa coral que cierra el CD.

Puede que "Ghost Rider" no sea uno de los trabajos más recordados de Christopher Young. Puede que tampoco sea una de las bandas sonoras más memorables que nos deje el 2007. Parte de la culpa estará en la mala película a la que acompaña. Pero no se puede negar que es un trabajo muy disfrutable, y con toda seguridad, lo único que se salve de la quema (quizá junto a los efectos especiales para recrear al protagonista) de un producto de este calibre.

Lo mejor: El poderoso y trepidante tema para el protagonista, que se te queda rápidamente grabado "a fuego".

Lo peor: Desperdiciar el talento de un compositor como Christopher Young en una tontería de película como ésta.

El momento: Varios son los momentos de la banda sonora con los que me quedo, estando muy presente el tema principal en casi todos ellos. "Ghost Rider" o cómo pensar que vas a encontrarte una gran película, con la fuerza que le imprime la música. "More Sinister Than Popcorn" y "Chain Chariot", con las potentes apariciones del, de nuevo, tema principal, al tiempo que el héroe se "manifiesta" en todo su poderío. "San Venganza", con el evocador tema para el "Jinete" original. Y, finalmente, los tremendos coros que cierran la pista "The West was Built on Legends".

Bac Hylon