Gran Torino

Compositor: Eastwood, Kyle & Stevens, Michael
Año: 2008
Distribuidora: Warner Records
Duración: 22:50

Hablar de cine y de Clint Eastwood es como hablar de comida y jamón serrano de pata negra. No se puede entender gran parte del cine actual sin citar a gente tan clásica como Eastwood, Scorsese, Leone, Peckinpah, Houston, Siegel, Lumet, Friedkin o  Coppola, entre muchísimos más.

Clint Eastwood es un pedazo de historia del cine americano, pero un pedazo enorme. Y si bien el cine ya no es lo que era (entre que todo está hecho/contado y la alarmante falta de ideas...), cada año hay una cita ineludible con la calidad cinematográfica, una fecha a señalar en el calendario; la película de Clint Eastwood. Es la gota de calidad cinematográfica anual, y poquillo más.

Gran Torino es como el frasco de las esencias; una exquisitez que solo un genio como Eastwood podría contarte de una manera que no cae en el ridículo y/o absurdo del cine actual, transmitiéndote valores sin hacerlo evidente, con sutileza.

Y, como ya sucediese con Letters from Iwo Jima (obra maestra), Clint deja la faceta compositiva a su hijo Kyle y a su compañero de fatigas Michael Stevens, quienes componen un score que funciona como un buen acompañamiento musical, dejándonos para el recuerdo dos bellísimos momentos, y un ligero deja vú (muy ligero) a  compositores que trabajaron para Clint, como Jerry Fielding o Lennie Niehaus.

Gran Torino - El Resumen de toda una Vida Actuando

Gran Torino es cine en estado puro, pero sobre todo, es Clint Eastwood 100%. Una historia humana, directa y sencilla, magistralmente contada, una pequeño vistazo crítico al estilo de vida americana, reflejando valores que se han perdido en gran parte del cine actual.

Es una lección magistral de cómo hacer cine inteligente y de cómo los pequeños detalles nos cuentan mucho más sobre los personajes que estúpidas parrafadas pseudo intelectuales (las escenas de Eastwood en el porche con su perro, la llamada a su hijo para preguntarle que tal se encuentra mientras observa los análisis médicos que confirman su enfermedad, o la cruda escena de claros y sombras con Walt entrando en casa y destrozando los muebles con sus puños, para acto seguido sentarse en el sofá, en el más absoluto silencio, mientras amargas lágrimas recorren su rostro). Gran Torino es poesía urbana de Eastwood.

El caso es que, argumentalmente, no hablamos de algo que sea la pólvora. Pero, ¿cuántas películas de Eastwood no lo son y sin embargo son magistrales, solo por saber contarlas y tener un buen plantel de actores bien dirigidos?. ¿Acaso es Mystic River la pólvora?. No, pero está magistralmente narrada a través del pulso de Eastwood y de las brillantes actuaciones del trío protagonista Penn, Robbins y Bacon.

Walt Kowalski (personaje hecho a la medida de Clint Eastwood), jubilado de la industria del automóvil americano y condecorado veterano de la guerra de Corea, acaba de perder a su esposa. Nunca ha llegado a entenderse muy bien con sus hijos, ni ellos con su padre, y para colmo, su barrio es un enjambre de extranjeros y pandilleros, en especial sus vecinos, una familia de hmong, etnia asiática de Laos que apoyó a los americanos durante la guerra de Vietnam.

Su vida transcurre plácidamente entre la compañía de su perro, una ingente cantidad de cerveza y contemplativos descansos en el porche de su casa. Hasta que unos pandilleros asiáticos hmong tratan de robarle su Gran Torino, embaucando al inocente Thao a que realice el robo, quien será descubierto por Walt en plena madrugada.

Walt acabará enfrentándose con los pandilleros, ganándose el respeto de toda la comunidad, en especial el de la familia hmong que vive a su lado, donde entablará especial amistad con los hermanos Sue y Thao, a quien no solo perdonará su pequeño pecado de juventud (estúpido rito de iniciación), sino que acabará cuidándole como a su hijo propio (la relación Walt-Thao es impagable, una bellísima demostración de amistad contada de una manera real, creíble y muy humana).

Walt irá eliminando sus perjuicios raciales y abriendo su corazón, hasta tal punto que acabará conectando más con sus vecinos que con su propia familia. Pero también será una forma de redimir un pesado lastre del que su mujer era conocedora, hasta el punto de insistirle al párroco del barrio para que confesase a Walt tras su muerte.

La película es maravillosa, sencilla y directa, sin caer en clichés o tópicos trillados y cansinos, siempre con inteligencia, a través de pequeños detalles, de frases oportunas y sinceras. Es una de esas joyitas de Eastwood, donde es impresionante ver como durante hora y media te estás rompiendo el culo, y en la parte final (al menos para mí) consigue emocionarte y hacer que aflore dentro de ti un sentimiento de melancolía y tristeza, al borde de las lágrimas.

Para el que escribe, Gran Torino es cine en mayúsculas, con un bello y melancólico plano final que constituye una magistral forma de entender y hacer cine (como el plano final de Space Cowboys desde la luna).

Acercamiento Musical - Kyle Eastwood & Michael Stevens

Durante su labor de director (ya no vamos a remontarnos a la de actor), Clint ha colaborado con grandes compositores de la música de cine. El magistral John Williams, en The Eiger Sanction (1975), con un maravilloso motivo central, derroche de clasicismo musical a través de las notas del piano, el brillante thriller fantástico de espionaje Firefox (1982) de Maurice Jarre, pendiente de edición, la historia de amor Breezy (1973) con el gran Michel Legrand, o el thriller Sudden Impact (1983), del gran valedor de la saga de Harry Callahan, el gran Lalo Schifrin. Pero dos destacaron sobremanera: Jerry Fielding y, especialmente, Lennie Niehaus.

Pero de sobras es conocida la fama de Eastwood de componer sus propios scores en los últimos años, robándole ese protagonismo discreto y acertado de su amigo y colaborador Lennie Niehaus, con quien ha compartido colaboración desde Pale Rider (El Jinete Pálido, 1985), una gran partitura pendiente de edición, recogiendo el testigo del gran Jerry Fielding, maestro de Niehaus (Fielding colaboraría en dos películas de Eastwood como director, alguna más como actor, que son las míticas The Gaunlet, 1974, y The Outlaw Josey Wales, 1976).

Las colaboraciones con Niehaus sumarían gran parte de la filmografía de Eastwood desde el 85 en adelante, con trabajos como la magistral Unforgiven (1992), A Perfect World (1993) Absolute Power (1997) y finalizando con Space Cowboys (2000) y Blood Work (2002), al menos en la faceta compositiva.

Niehaus pasaría a convertirse en orquestador y colaborador de Clint Eastwood, quien actuaría como compositor desde Mystic River (2003) hasta Flags of Our Fathers (2006) y Changeling (2008), delegando tan solo dos proyectos de su filmografía sobre dos compositores ajenos a su mano (pero no a su familia, al menos uno); Michael Stevens y Kyle Eastwood, hijo del director, y que se encargarían de componer una funcional y ajustada partitura para una de las mejores películas de los últimos años, Letters from Iwo Jima (nominada al mejor score por el CFCA), y Gran Torino (cuya bella y melancólica canción fue nominada a los Globos de Oro).

En el curriculum de Kyle encontramos dos trabajos más, Rails & Ties (2006), debut en la dirección de su hermana, la bella Alison Eastwood, y el documental An Unlikely Weapon (2007). Además, colaboraría musicalmente con su padre en algunos cortes en Mystic River (2003) y Million Dollar Baby (2004), y también como actor en varias películas de Clint, como The Outlaw Josey Wales o The Bridges of Madison County  (1995), una de las más hermosas historias de amor que he visto en mi vida.

Y junto a Kyle Eastwood encontramos de segundo compositor a Michael Stevens, quien ha colaborado con Kyle en los mismos cuatro scores antes mencionados (pareja de compositores, vamos). Incluso ha colaborado puntualmente con Clint Eastwood en las mismas bandas sonoras del director que su hijo Kyle.

Luces y Sombras - El alma de Walt

Kyle y Michael recogen el testigo de Clint para componer un score delicado, melancólico (luces) y a ratos oscuro y violento (sombras), todo en pequeñas dosis, no superando la duración de media hora, para una película que casi alcanza las dos horas (algo poco habitual, y más habitual de épocas pasadas, como los ejemplos de Patton, Papillon y Chinatown de Goldsmith).

Para mi gusto, no solo captan la esencia del drama humano de Gran Torino, sino que su música transmite un aroma de dulce despedida para la última interpretación de uno de los últimos grandes del cine: Clint Eastwood.

Podríamos, de una manera bastante acertada, reducir el score de Gran Torino a dos motivos: el primero, un melancólico motivo, que en el corte "Gran Torino Credits" aparece perfectamente detallado, mediante el bajo y posteriormente el piano, muy sencillito y directo.

La máxima expresión de ese bello leitmotiv, cargado de tristeza, se ve reflejada en la bella canción "Gran Torino Theme", cantada por Jamie Cullum, que a modo de coda final, incluye la participación del propio Clint Eastwood cantando con su voz quebrada una bella y melancólica estrofa del tema, y con solo el piano y los violines como instrumentos de acompañamiento.

Otro momento destacable es "Father-Son Call", casi un adagio triste para una llamada de Walt a su hijo, tras visitar al médico (descubriendo que su salud no es tan buena como parece). Los compositores ofrecen una versión dramática del motivo de Gran Torino, reflejando perfectamente que ambos se quieren, pero que la comunicación no fluye entre ellos.

Este primer motivo representa la luz del personaje de Walt, con una bellísima interpretación en el "Repair Montage", para la escena en la que Walt observa como Thao repara la casa medio derruida que se encuentra frente a la suya, compensándole por el intento de robo de su Gran Torino. Kyle & Michael nos ofrecen el motivo principal mediante el piano, la voz de Jamie Cullum y unas baterías militares de fondo, todo ello con un matiz vivo y alegre.

Precisamente, el uso de esas baterías militares representan las sombras de Walt, que en el anterior tema se muestran en segundo plano, casi como si fueran devoradas por el tema principal, como si la luz iluminase las sombras y las disipasen. Pero es cuestión de tiempo que el pasado renazca dentro de Walt.

El uso de las baterías militares nos ofrece un matiz musical para asociar a Walt y su pasado como veterano de la guerra, como los oscuros "Son of A Bitch", donde Walt, rifle M-1 en mano, descubre a Thao intentando robarle el Gran Torino, o el "Gangster Beatdown", donde Walt propina una paliza bestial a uno de los pandilleros que ha agredido a Thao.

La forma áspera, seca y violenta en la que presenta este motivo, me recuerda mucho a Jerry Fielding o Lennie Niehaus. Música muy ajustada a las imágenes, que genera desasosiego e incomodidad, describiendo esas sombras que pueblan a los personajes de la película (en especial a Walt).

El tema más intenso y dramático es "Sue Injured", donde la hermana de Thao es agredida por los pandilleros hmong. El corte es oscuro y demoledor, con una escena en pantalla de Clint Eastwood impagable, cuando regresa a su casa y comienza a destrozar parte del mobiliario, lleno de odio y rabia (algo que no ha sido ajeno en su vida).

"Arrested" es un melancólico corte, donde la película queda resuelta y los compositores ofrecen una luz definitiva al resultado final, a modo de coda final, a través de un bello y a la par dramático motivo que recapitula el motivo de Gran Torino, de nuevo con la voz de Jamie canturreando la melodía principal, y el piano y las cuerdas acompañando, en similar forma al "Repair Montage", pero en clave dramática y redentora.

Melancolía Pura

El resultado final es un score agridulce, a veces duro y seco, que refleja perfectamente el personaje de Walt, destacando la humanidad de un individuo que, como todos los seres humanos, posee virtudes y defectos a partes iguales, y que va observando como su tabla de valores va cambiando, encontrando en la familia hmong de su barrio más cercanía que en su propia familia.

No es un score que vaya a pasar la historia del cine, y no creo que eso fuera lo que pretendían ambos compositores, pero sí que cumple perfectamente su función dentro de la película, y que, personalmente, lo recordaré por ser la última película como actor del gran Clint Eastwood, y por su bello y melancólico motivo principal, en especial, a través de la canción.

Estrofa del comienzo de Gran Torino (cantada por Clint Eastwood)

So tenderly Your story is Nothing more Than what you see Or What you've done Or will become Standing strong Do you belong In your skin Just wondering Gentle now The tender breeze Blows Whispers through My Gran Torino Whistling another Tired song Engine humms And bitter dreams Grow heart locked In a Gran Torino It beats A lonely rhythm All night long It beats A lonely rhythm All night long It beats A lonely rhythm All night long

Lo mejor: El Gran Torino Theme y su canción, aparte de su buen ajuste a las imágenes.

Lo peor: La dureza de los pasajes musicales violentos y oscuros, sin mayor problema para el que escribe, pues representa una parte fundamental de la película

El momento: “Repair Montage”, bello collage musical para una de las más bellas escenas de la película, y la canción final, que incluye la voz rasgada del gran Eastwood.

Rubén Franco Menéndez (Patton_Goldsmith)