Star Wars: Return of the Jedi

Título en español: El Retorno del Jedi
Compositor: Williams, John
Año: 1983
Distribuidora: BMG Classics/RCA Victor
Duración: 147:48

I - PREÁMBULO

¡Qué final!, ¡qué finalazo!. Han Solo congelado y en manos de Bobba Fett que se lo llevaba a Jabba el Hutt; Luke con la mano cercenada por un Darth Vader que se revelaba como su padre; Lando y Chewbacca alejándose en el espacio en el Halcón para salvar a Han, y la rebelión pendiendo de un hilo. No se podía pedir más a una película. Nada más. Y lo que aún era mejor, la evidencia de que volveríamos a ver a nuestros personajes favoritos en una tercera y última parte.

Lucas generaba con el final de "El Imperio Contraataca" una expectación como pocas veces se recuerda en la historia de cine, dando lugar a multitud de rumores que durante los tres años que separan al episodio V del VI no hicieron más que crecer. Apoyándose en una campaña de marketing que ya abarcaba cualquier ámbito posible dentro del coleccionismo, Lucas expandía aún más su presencia en el ínterin entre una y otra cinta con unos (para aquel entonces) flamantes videojuegos.

En 1983 la espera tocaba a su fin. Los fans por fin íbamos a saber cuál era el destino final de nuestros héroes... pero no nos adelantemos. Volvamos a 1980.

II - LA PELÍCULA

2.1 - Un Nuevo Equipo para el Final de una Trilogía

209 millones de dólares en Estados Unidos. 538 millones a lo largo del planeta. Estaba claro. Lucas había encontrado a la máquina perfecta de hacer dinero. Y no iba a dejar que se escapara. Si algo había dejado claro no sólo el final de la cinta, sino todo su desarrollo, era que la decisión de Lucas de mantenerse al margen de la dirección y el guión había sido de lo más acertada. Kasdan, Brackett y Keshner habían formado un equipo difícilmente igualable. Pero Lucas quería rizar el rizo, y para ello empezó a considerar otros nombres sobre los que cargar el peso de la realización de la cinta, ya que Kasdan repetiría en las labores del guión (ahora en solitario, sin la ayuda de Brackett).

Las dos primeras opciones de Lucas pasan por ser, como poco, incomprensibles: David Lynch y David Cronenberg. El primero rechaza la oferta afirmando que dirigir la cinta debería ser "cosa de Lucas". De ambos sólo podemos imaginar lo que habrían pergeñado con un producto tan alejado de su forma de hacer cine. La siguiente opción de Lucas, y una de las más lógicas, apuntaba hacia su gran amigo Steven Spielberg, por aquel entonces ya consagrado tras haber dirigido "Tiburón", "Encuentros en la Tercera Fase", "En Busca del Arca Perdida" y "E.T. El Extraterrestre". Pero Lucas se encuentra con un escollo insalvable: Spielberg es miembro de la Unión de Directores mientras que Lucas abandonó tal asociación después de desavenencias durante el rodaje de "El Imperio Contraataca". Tal contratiempo obliga a Lucas a tomar una decisión que aún hoy resulta extraña: la elección del galés Richard Marquand, un director de cuyo currículum previo destacaba únicamente el correcto thriller "El Ojo de la Aguja" con Donald Sutherland; y que tras "El Retorno del Jedi", sólo sería capaz de concretar tres cintas más.

Completando las adiciones de la última entrega de la trilogía galáctica encontramos al actor escocés Ian McDiarmid, veterano secundario visto en cintas como "Dragonslayer" y que encarnaría al temible Emperador por expreso deseo de Marquand. Un deseo que si bien Lucas no llegaría a compartir durante el rodaje, se convertiría en uno de los mayores aciertos de cásting de toda la trilogía. Y así las cosas comenzaba el rodaje la mañana de un 11 de Enero de 1982.

2.2 - Lucas vs. Marquand: Realidad o Leyenda Urbana

"El Retorno del Jedi" arranca la acción con Vader llegando a una nueva Estrella de la Muerte en construcción para pasar a Tatooine, planeta natal de Luke bien conocido por los aficionados. Allí, Jabba el Hutt tiene como objeto decorativo de su palacio al Han Solo congelado en carbonita que veíamos al final de la segunda parte. Tras un loco plan de rescate ideado por Luke, ahora un Jedi, los caminos de nuestros héroes se separan momentáneamente. Luke se dirige a bordo de su X-Wing a Dagobah mientras que Han, Leia, Chewbacca y C-3PO encaminan sus pasos a una importante reunión de la Alianza Rebelde.

En Dagobah un Yoda moribundo confirma a Luke la revelación de Vader: el siniestro personaje es, tal y como este le había revelado a nuestro héroe, Anakin Skywalker, y por lo tanto, padre de Luke -al parecer, Lucas consultó con un psicólogo infantil la necesidad de incluir esta escena; dicho especialista contestó que su no inclusión sería interpretada por los niños menores de 12 años como si Vader estuviera mintiendo a Luke. De ahí que dicha escena se conservara en el montaje final. Pero aún hay más. Tras la muerte de Yoda musitando "Hay otro, hay otro... Skywalker", Kasdan y Lucas sueltan otro bombazo argumental: Leia y Luke son mellizos, e hijos ambos de Darth Vader. Tras semejante descubrimiento Luke se reúne con sus amigos para una batalla final contra el Imperio que tendrá lugar a tres bandas: en una luna cercana a la temida estación espacial; en el espacio que rodea a dicha estación y en la estación en sí, donde Luke y su padre librarán su batalla definitiva.

En una producción que transcurrió casi sin problemas llama poderosamente la atención cómo, a través de los años, Keshner, Lucas y Marquand nunca llegaron a ponerse de acuerdo acerca de la verdadera autoría tras las cámaras. Por una parte Keshner afirma en una entrevista concedida en 2004 que no toda la película fue rodada por Marquand, ya que tras disensiones entre el director galés y los actores, fueron el ayudante de Keshner y el propio Lucas los que terminaron la cinta. Por la otra tenemos los comentarios de Lucas en la edición de la cinta en DVD, donde el realizador afirma la excelente relación que él y Marquand mantuvieron. Aunque probablemente nunca lleguemos a saber la verdad sobre tan misterioso asunto, lo cierto es que la labor de Marquand tras las cámaras pasa por ser la más irregular de las tres cintas que componen la trilogía clásica. Si bien la cinta casi no acusa pérdidas de ritmo importantes, sí que lo hace desde el punto de vista de la realización, arropada en un academicismo que nada tiene que ver con lo obtenido por Lucas y, sobre todo, por Kershner.

Puede considerarse a "El Imperio Contraataca" como el mejor episodio de la trilogía clásica, o al menos suele ser el juicio habitual entre los aficionados a esta saga. Lógicamente, si hay una mejor, debe haber una peor, y ahí es donde "El Retorno del Jedi" se lleva el gato al agua, con matices, pero se lo lleva.

En la parte positiva queda una cinta muy entretenida con escenas realmente antológicas a la altura de los mejores momentos de las anteriores entregas: el rescate de Han Solo, la muerte de Yoda, el duelo de Luke y Vader, el destino final de tan carismático villano y con una banda sonora de la que después pasaremos a hablar y que sigue atesorando momentos de auténtico genio.

Pero todo ello queda inmerso en un conjunto algo deslavazado y que a la postre termina por ser presa del "Sí pero...". Es cierto que la cinta es entretenida, pero menos que las dos anteriores. Es cierto que el guión oculta alguna sorpresa, pero menos que su antecesora directa. Sí, las escenas de acción son magníficas, pero no todas están al servicio de la historia como en las dos primeras partes y además (algunas) carecen de la épica grandiosa de aquellas. Sí, la dirección de Marquand es correcta, pero no llega al nivel de la labor de Keshner o Lucas.

Aunque todos estos peros quedan en agua de borrajas si se considera el mayor de ellos, uno que casi consigue arruinar la función: los Ewoks. Lo que pasaría por la mente de Lucas para incluir a estos osos de peluche sólo él lo sabe, pero con el paso de los años ha quedado demostrado que dicha decisión se cuenta entre las peores de las tomadas por el realizador (sólo a la altura de su equivalente en la nueva trilogía con la aparición de los Gungan y Jar-Jar). Los "simpáticos" animalejos conseguían infantilizar tanto el devenir de la cinta en su tramo final que si no fuera por las otras dos líneas argumentales que discurren paralelas a esta (Luke contra Vader, la Flota Rebelde contra la Estrella de la Muerte) otro gallo le hubiera cantado a Lucas en cuanto a recaudación y éxito de la cinta se refiere.

Demostrando que ni queriendo podía reventarse el invento, "El Retorno del Jedi" recaudó, sólo en Estados Unidos, 252 millones de dólares, más que "El Imperio Contraataca", lo que la convertía irónicamente en la segunda cinta más taquillera de la trilogía clásica. La cinta obtendría cuatro nominaciones a los Oscar de aquel año, entre las que se contaba, cómo no, la correspondiente a la música de John Williams. Lamentablemente no se llevó ninguna de las preciadas estatuillas, teniendo que conformarse con un Oscar honorífico otorgado al equipo de efectos especiales.

Aunque ya por entonces corrían rumores acerca de la intención de Lucas por completar la saga galáctica con seis cintas más, el paso del tiempo apagó las esperanzas de muchos. Tras "El Retorno del Jedi", Lucas se lanzaba de lleno en la aventura empresarial que había ido arrancando de forma tímida mientras gestaba la trilogía: a Lucasfilm, la productora cinematográfica responsable de títulos tan dispares como "Willow" o "Howard el Pato", se añadían en poco tiempo la creación de Lucasarts, empresa íntegramente dedicada a la creación de videojuegos y de la que saldrían títulos tan míticos como las diferentes entregas de "Indiana Jones" o "Monkey Island"; y por supuesto, la plenitud y madurez de la ILM, la factoría responsable de los efectos especiales de la saga, y de multitud de cintas a lo largo de los años. No contento con ello, Lucas se sacaba de la manga un nuevo sistema de sonido, el THX (así nombrado por su primera película como realizador THX-1138, como también por sus creadores: "Tomlinson-Holman eXperience"), que hoy en día sigue siendo el referente en cuanto a calidad tras haberse implantado en las salas de medio mundo.

Todo ello quedaría relativizado, al menos en cuanto a los fans se refiere, cuando, con motivo del 20 Aniversario de "La Guerra de las Galaxias", Lucas anunciaba un doble bombazo: primero el estreno en salas cinematográficas de nuevas versiones de la Trilogía Clásica remasterizadas y con nuevas escenas y efectos especiales mejorados para la ocasión. Segundo, el comienzo de la pre-producción de una nueva trilogía, que iría a cubrir la caída en el lado oscuro de Anakin Skywalker, la desaparición de los Jedi y la formación del Imperio. Una noticia que además cobraba mayor fuerza si cabe al afirmar Lucas que en esta ocasión nadie salvo él se sentaría en la silla de realizador.

No podía ser verdad, tras más de 15 años esperando a tal evento, los fans conseguíamos volver a sentarnos en una sala de cine un caluroso mes de agosto de 1999 para regresar a una galaxia, muy, muy lejana. Lo que luego aconteció, y lo que la nueva trilogía llegó a dar de sí, es, como suele decirse, otra historia.

III - LA BANDA SONORA

3.1 - Conclusión a la trilogía original

La participación en sagas o series de películas de éxito supone un arma de doble filo para cualquier persona, especialmente en aquellos casos cuya actividad se engloba en alguna de las artes, como en el caso que nos ocupa.

Para el músico, como para el resto de artistas, significa la oportunidad de aportar una mayor riqueza a la obra ya existente, con la opción añadida de cuidar hasta los detalles más nimios en el afán por pulir al máximo su creación. No obstante, esta idílica visión de los hechos dependerá en gran medida del grado de implicación que mantenga el autor sobre la obra, pues bien puede suceder que el autor considere que ya está bien como está (ahí tenemos como ejemplo la sinfonía "incompleta" de Schubert, con la mitad de movimientos de lo habitual por expreso deseo de su autor), como también el autor haya encontrado mejores alicientes en otros encargos y el actual haya dejado de atraerle.

Toda vez que entramos en este asunto, no es John Williams ajeno a otras experiencias parecidas, en cuanto ha sido desde hace tiempo una de las opciones preferentes para cualquier productor de grandes artefactos de entretenimiento cinematográfico, así como colaborador habitual de algunos directores con una habilidad especial para convertir en oro (o dólares en taquilla más bien) lo que tocan.

Son los casos de Steven Spielberg y Chris Columbus, junto al propio George Lucas, los más destacados en relación a John Williams. Con la dirección del primero y la producción de este último, la trilogía de "Indiana Jones" es otra joya musical del séptimo arte, también en el género del cine de aventuras de toda la vida. Aquí podemos decir sin tapujos que el compositor se volcó en la tres entregas con la misma fruición e idéntico éxito, aun cuando la segunda entrega obtuviera, como conjunto, una acogida menos calurosa en cuanto al apoyo del público. Otras historias en las cuales Spielberg y Williams coincidieron en más de una ocasión fueron "Tiburón" y "Parque Jurásico", aunque bien es cierto que solo en el segundo de los casos repitió el propio Spielberg. En el aspecto musical, ambos títulos pueden presumir de una gran composición para su primera entrega, reduciendo los estándares de calidad conforme se fueron produciendo secuelas y el mismo Williams abandonaba los proyectos por falta de interés.

La referencia a Chris Columbus tiene su principal soporte en la saga de "Harry Potter", en cuyas dos primeras entregas coincidieron director y músico, permaneciendo Williams una tercera entrega antes de dejar el testigo a otros artistas. Tampoco es el presente caso, a juicio del redactor, idéntico a los anteriormente expuestos. A una primera entrega -"Harry Potter y la piedra filosofal"-, que recuperaba parcialmente al Williams aventurero y extrovertido de los 80 y principios de los 90, seguía un trabajo parcial en "Harry Potter y la cámara secreta", en la cual el autor, por compromisos de agenda, se limitó a crear varios temas nuevos y dejó la labor de campo a William Ross; el resultado fue notable, en especial por la camaleónica capacidad de Ross para imitar algunas técnicas creativas de Williams, pero no alcanzó el nivel a que nos tiene acostumbrados este último. Por fortuna, tuvimos ocasión de recuperar al mejor Williams de los últimos años en la última entrega -"Harry Potter y el prisionero de Azkaban"-, con una remesa de temas frescos y de muy variada factura. En este caso concreto, se puede afirmar que el autor echó el resto en su última colaboración.

Aun cuando no podamos indagar dentro de la mente del maestro Williams, es de suponer que su relación hacia "Star Wars" está más cerca del primer caso que del segundo, pues de lo contrario no se habría comprometido a seguir colaborando en una nueva trilogía, salvo en el hipotético caso de una tercera vía: La de seguir vinculado con tal de no ver a tu criatura en manos de otro creador. No descartaremos dicha hipótesis después de asistir al irregular desarrollo musical de la nueva trilogía, con el bache evidente de inspiración que significó especialmente "El ataque de los clones".

3.3 - Entorno cronológico

En 1977 se desencadenó la "avalancha creativa" de John Williams, empezando por la génesis de todo el universo galáctico en "La Guerra de las galaxias", de la cual ya hemos hablado largo y tendido en anteriores artículos. Dicha banda sonora se llevó el Óscar en aquella convocatoria, en dura pugna contra otros competidores tan fuertes como "Encuentros en la 3ª fase"... ¡del mismo autor!

Del romanticismo apabullante de "Star Wars" a el experimento conceptual y parcialmente atonal de "Encuentros..." apenas van unos meses. Las 5 míticas notas que sirven como mensaje de bienvenida de los extraterrestres en esta cinta no es más que la punta de un inmenso iceberg que encierra un tapiz musical de vastas proporciones, ecléctico, racial, atmosférico y arrebatador en su culminación.

En 1978 volvemos a los palos ya tocados en "Star Wars" con "Superman". Nuevamente recuperamos una épica fanfarria (que el profano confunde con frecuencia entre sí con otras del mismo autor) y el amplio abanico de leit motivs, revestido en otra de las habituales maravillas sinfónicas del genio en la sombra: su orquestador habitual, Herbert Spencer.

En 1980 llegaría el que podría considerarse como pináculo de este segmento temporal, materializado en la banda sonora de "El Imperio Contraataca", la cual también ha sido convenientemente abordada en profundidad por nuestro docmaster y alma mater de BSOSpirit, David Doncel. Y un año después, en 1981, la conexión con la música de aventuras de Korngold (fuente reconocida de ideas para el sinfonismo recuperado en los 80) terminaría de establecerse por completo en una película que actualizaba también dicho género cinematográfico: "En busca del arca perdida".

El repaso a esta concatenación de obras maestras llega a término con "E.T. el extraterrestre", que recoge algunas de las más logradas simbiosis de música-imagen de las últimas décadas, repartiendo su talento entre unas exultantes escenas de acción y otras sobrecogedoras y conmovedoras relaciones entre los muchachos y la criatura. Otro hito clave para conocer la carrera del compositor neoyorquino.

3.4 - Salto al hiperespacio

Llegamos al punto marcado, pues, para entrar en detalles en lo que se refiere a la banda sonora de "El Retorno del Jedi", en cuanto a su edición discográfica se refiere. Sirva lo ya expuesto en la anterior sección para recalcar la impresión que arroja esta tercera entrega. En comparación con las bandas sonoras referidas, "El retorno del Jedi" adolece en el plano musical de una menor riqueza temática, no tanto en cantidad como en calidad, así como en contraste con la esmerada composición que se observan en las anteriores entregas -"La guerra de las galaxias" y "El imperio contraataca"-. Por supuesto que, pese a la merma de calidad, seguimos hablando de unas obras con unos elevadas cotas de riqueza musical, tanto intrínseca como aplicada a la imagen. Pese a ello, no hemos podido sino echar de menos que la irrepetible racha creativa de John Williams no perdurase un poco más como para abarcar también de lleno a la presente banda sonora. Si es acertada o no tal afirmación, es algo que iremos diseccionando en los siguientes apartados.

IV - EL DISCO

4.1 - Discografía evolutiva

Aunque le pese a mi hermano (sí, hasta el término "amigo" se queda corto a veces) Sergio Benítez, con esos deseos "ewokicidas", los ewoks tienen suficiente enjundia dentro de la trama de "El Retorno del Jedi" como para contar con tema propio. Se trata de una marcha -"Parade of the ewoks"- un tanto burlesca, como no podía ser de otra forma dado el aspecto de ositos de peluche de las criaturas en cuestión. La marcha se abre con unas llamadas de la flauta , a la que se van sumando el resto de las maderas como protagonistas de la melodía, mientras que las cuerdas, primero en pizzicato (pellizcando las cuerdas con los dedos) y luego en spiccato (rebotando el arco contra las cuerdas) proporcionan un avance constante al tema . Por cierto que éste consta en realidad de dos melodías en permanente retórica contrapesada, corriendo la propuesta a cargo de las maderas y la respuesta por cuenta de los metales. Como en la mayoría de los temas creados por Williams, el conjunto se eleva muy por encima de su propuesta inicial merced a dos virtudes: El devenir incansable de punteos y filigranas en un plano secundario a la melodía inicial, y los cambios de tono que experimenta el tema en cada reiteración. Al final la marcha burlesca ha ido cobrando peso con la suma progresiva de todas las secciones orquestales, en un reflejo de como la aparente inocencia y fragilidad de los ewoks acaba por decantar los acontecimientos a favor de nuestros protagonistas, incluso luchando contra las fuerzas imperiales .

El segundo tema de categoría principal para esta película es totalmente contrastante con el que hemos descrito; su similitud empieza y termina en el hecho de que ambos disfrutan de una versión arreglada específicamente para su ejecución en concierto. Estamos hablando del tema de "Luke & Leia". En la primera película, la princesa Leia contaba con un tema propio, de un profundo lirismo y en el cual se podía identificar la devoción que nace en el corazón de Luke desde el primer momento que ve una imagen de ella. En la segunda cinta era Han Solo quien emprendía su propia cruzada para conquistar el corazón de la princesa, en cuyo éxito colaboraba la predisposición de esta última; para esa ocasión, de las raíces del tema de Leia, Williams daba vida a un nuevo tema de corte más romántico e incluso trágico, anticipando lo que estaba por acaecer. Para esta tercera película, una vez puestos en evidencia los sentimientos entre Leia y Han, el tema de amor vuelve a estar dedicado a la relación entre Luke y Leia, a la luz de las nuevas revelaciones que convierten lo que podía haber sido una relación amorosa en una de corte fraternal, como hermanos que resultan ser. Evidentemente, Williams no es ajeno a esta revelación y vuelve a acercar la música al estilo del tema primigenio, menos romántico y más melancólico. En esencia estamos ante una melodía sencilla (para lo que nos tiene acostumbrados el autor), pero ello no quita para que sea el más largo de los tres referidos, merced a una orquestación de desarrollo creciente. La melodía aparece primero a cargo de una trompa solista casi desnuda frente a la orquesta , luego con el oboe con un todavía tenue soporte de las cuerdas, más adelante por los cellos arrullados por los violines y flautas, para eclosionar en un torrente de emociones con los violines en tesitura aguda y rematar con una última exposición (la cuarta ya) que nos devuelve a la contención del arranque . Sea por la reiterada exposición del tema principal o porque es el único "tema de amor" que no refleja amor pasional, su escucha no resulta igual de satisfactoria y no logra despertar en el oyente los mismos sentimientos que sus predecesores.

4.3 - Segunda línea de batalla

Por descontado, no son las dos melodías descritas las únicas novedosas en "El Retorno del Jedi". También los adversarios de nuestros héroes han ido contando con motivos musicales con entidad propia a lo largo de la saga. Primero en la forma genérica del ejército imperial; encarnado en la figura de Darth Vader en la segunda parte, y como no podía ser de otra manera, alcanzando al villano principal en el personaje del emperador, que carecía de notoriedad hasta ahora y cuyos planes determinan los acontecimientos durante una parte del metraje. El tema del Emperador carece de un arreglo de concierto, algo que no es óbice para que lo encontremos con frecuencia en la película y en el disco -"Main title / Approaching the death star / Tatooine rendezvous", "The emperor arrives / The death Of Yoda / Obi-Wan's revelation" o bien "The lightsaber / Ewok battle"-, si bien la exposición que conocíamos originalmente es la de la secuencia crucial que pone a Darth Vader en la disyuntiva axial de servir a su señor o salvar a su hijo -"The battle of Endor II: Leia is wounded-The duel begins / Overtaking the bunker / The dark side beckons / The emperor's death"-. Para aportar oscuridad a la idea musical, Williams recurre a instrumentos en registro grave, trémolos y voces masculinas; estas últimas, por cierto, acaban resultando un recurso ambiguo, dado que oscilan peligrosamente entre la majestuosidad y la ridiculez por culpa de una ejecución errática y carente de fuerza por parte del coro, especialmente en la explosiva respuesta de Luke a la insinuación por parte de Darth Vader de seducir a la hermana de aquél, Leia -"The battle of Endor II: Leia is wounded-The duel begins / Overtaking the bunker / The dark side beckons / The emperor's death"- . La melodía de dicho tema carece por sí sola de relevancia, residiendo en la orquestación gran parte de sus capacidades. En realidad podría reducirse a una derivación del tema de Darth Vader, con el cual comparte la armonía fundamental, aunque enfundado en un traje de austeridad y misticismo, casi como si se tratara de una versión opuesta del tema de Yoda.

Nadie pone en duda que Darth Vader y el Emperador son los villanos de esta parte de la historia, como también lo es que el enemigo a batir durante el primer acto de la película es el "todopoderoso" Jabba el Hutt; una suerte de mafioso alenígena que reparte el bacalao en Tatooine, el planeta natal de Luke Skywalker, y quien mantiene preso a Han Solo. Toda esa porción de la película está revestido de una pátina musical de corte expresionista, a la que no es ajeno el propio tema de Jabba -"Han Solo returns"-. Una melodía socarrona y cansina, de imprevisible evolución y asignada a la tuba, tal vez el instrumento orquestal que mejor retrata el "peso" del personaje en cuestión . Curiosamente, este motivo musical no termina de encajar en el entorno agobiante y derrotista que se desprende de las peculiares orquestaciones y la ausencia temática de esta porción de película.

4.4 - Escenarios sonoros

Ya hemos visto cómo "El retorno del Jedi" cuenta con un puñado de temas con suficiente enjundia como para alcanzar el nivel de las anteriores obras. Es quizás en el relleno del pastel donde nuestros paladares acusan la diferencia; no es tan jugoso ni tan rico en matices. Además, las distintas ideas musicales sufren constantes secciones por efecto de un montaje sincopado en el 2º y 3º acto de la película, con varios frentes abiertos simultáneamente.

El primer escenario es, además, poco atractivo en su exposición musical, si bien efectivo a la hora de definir el ambiente opresivo y la amenaza permanente que supone la presencia de Jabba el Hutt y su corte de mercenarios. Durante más de media hora asistimos a la reunión de nuestros protagonistas en territorio enemigo y sus vicisitudes para escapar con vida de allí. Huérfano de un discurso musical coherente, la música (y en parte la propia película) se desinfla de manera alarmante, entrando en una espiral de fantasías burlescas, adagios mortecinos y algunos estallidos aislados de furia orquestal en la trampa del Rancor -"Luke confronts Jabba / Den of the Rancor / Sarlacc sentence"- y el rescate de Luke -"The pit of Carkoon / Sail barge assault"-, cuyo triunfal desenlace nos saca de la modorra a la que nos haya podido conducir la escucha de este primer acto .

A modo de intermedio argumental, Luke regresa a terminar su entrenamiento para encontrarse a un Yoda moribundo. Tanto esta escena como la siguiente, con la confirmación del fatal destino de Anakin Skywalker y la revelación de la identidad de la hermana de Luke, nos devuelven a un Williams con la consistencia discursiva a la que nos tenía acostumbrados -"The emperor arrives / The death of Yoda / Obi-Wan's revelation"-. Entre constantes intervenciones del tema de la Fuerza y el de Yoda, el compositor nos regala una breve elegía como homenaje a la muerte de Yoda, reducida pero eficaz , y una breve mención al tema de Leia. Inmediato a esto, asistimos a la planificación del ataque a la Estrella de la muerte por parte de la flota rebelde. Sin ser un momento especialmente notorio en el guión, al fin podemos escuchar un breve motivo musical en forma de himno -"Alliance assembly"-, asociado a la flota rebelde y a las nobles intenciones de poner fin de una vez con la tiranía del imperio .

Una vez rebasado este punto, volvemos al discurso inconexo y deslavazado, salvo honrosas excepciones, no ahora atribuible tanto a Williams como al montaje salteado de escenas situadas en diferentes ubicaciones. Una de esas honrosas excepciones es la confesión de Luke & Leia -"Brother and sister / Father and son / The fleet enters hyperspace / Heroic ewok"-, donde el tema de ambos aparece por primera vez en la película y el cual enlaza con filigrana de artesano con el tema de Han & Leia de "El imperio contraataca", cuando los celos impulsan a Han a encararse con una afectada Leia . Este tejido volverá a hacerse presente cuando Leia, reconfortada por el éxito de la misión, confiese a Han el motivo de su pasada congoja y actual alegría -"Leia's news / Light of the force"- .

El resto de la cinta se desarrolla entre la batalla del bosque, las escaramuzas aeronavales en el entorno de la estrella de la muerte y el duelo de voluntades entre Luke y Darth Vader con el emperador como deleitoso testigo. Esto supone que la música oscila entre las innumerables variaciones del "forest battle" (agitado con profusión de percusiones melódicas como reflejo de la primitiva cultura de los ewoks, y modulado en función del cariz que van tomando los acontecimientos durante las diferentes fases de la batalla); el tema del emperador entretejido con el de Darth Vader; y finalmente algunas ideas rescatadas de las escenas de acción de la primera entrega y más o menos maquilladas para la ocasión, incluidas unas inesperadas variaciones del "throne room" procedentes de la película original, en la previa del salto al hiperespacio de toda la flota rebelde -"Brother and sister / Father and son / The fleet enters hyperspace / Heroic ewok"-. No resulta halagüeño reducir de manera burda cerca de una hora de música, mas el montaje de la película no da pie a nada mejor, salvo que queramos inducir al lector a un estado de confusión permanente.

Podemos rescatar, eso sí, la variación conciliadora del tema de Darth Vader -"The battle of Endor III: Superstructure chase / Darth Vader's death / The main reactor"-, versión que acompaña a la escena en la que el villano, ya redimido, revela su rostro a su hijo antes de fallecer. Momento indeleble en la memoria de los aficionados, que nuestro compositor cuida con esmero para otorgarle a la en inicio apabullante marcha imperial una cualidad etérea y mística, merced a las cuerdas en armónicos, junto a flautas y arpa ; una vez más ¡chapeau al orquestador! Tampoco olvidar la arrebatadora rendición del tema de la fuerza en el funeral de Darth Vader / Anakin Skywalker -"Leia's news / Light of the force"- .

Para rematar, breves menciones a las músicas presentes, sobre todo porque todas acabaron recicladas para las nuevas versiones. Así, el "Ewok celebration", de corte étnico, se modificó por una versión con una vertiente cuasi "new-age" -"Victory celebration / End Title"-, que encajara mejor con la nueva celebración , universalizada con imágenes de escenarios de las 6 películas (aun cuando 3 estaban todavía por hacer). Más innecesario y rozando el terreno de la estupidez, el tema "Lapti Nek" fue sustituido por el "Jedi Rock"; es decir, un tema "pop" por otro "rock" en el epítome del absurdo , solo para meter nuevas criaturas digitales en el número musical como banco de pruebas de los efectos visuales de la nueva trilogía.

En la vertiente estética, tenemos las interpretaciones de la Orquesta Sinfónica de Londres, pieza fundamental en estas grabaciones y habitual de algunos compositores de música de cine de finales del siglo XX. Por mucho que hablemos de una de las mejores orquestas del viejo continente (que no necesariamente la mejor) y de tres bandas sonoras tan variadas como complejas en algunos de sus segmentos, no debemos perder de vista que se trata de una grabación y, como tal, se cuenta con la posibilidad de escoger la toma óptima entre varios intentos. Por lo expuesto, solo se justifica en el marco de un apretado calendario de grabación algunas aberraciones, tales como los desvaídos coros en el duelo final entre Luke y Darth Vader, la grotesca introducción de las cuerdas en la ofensiva final sobre la estrella de la muerte o la contundente errata en la llamada de las trompetas poco antes. -"The battle of Endor III: Superstructure chase / Darth Vader's death / The main reactor"-. Por supuesto, son ejemplos puntuales de una interpretación de altos vuelos, pero que, precisamente a estas alturas de la saga, no se debería permitir fallos notorios en su interpretación / grabación.

La otra vertiente, la técnica, también merece mención aparte. Teniendo presente el orgullo que profesa la productora de George Lucas hacia sus logros en calidad de sonido e imagen, los registros de las tres bandas sonoras ofrecen un sonido saturado y desequilibrado en según que momentos. Esto podía considerarse razonable en el caso de la primera película, con presupuesto limitado y medios técnicos menos desarrollados; de hecho, la inmensa mayoría de las grabaciones de la época adolecen de defectos similares. Empero, para el año 1983, ya teníamos grabaciones ejemplares incluso en el mundo de las bandas sonoras, como la que el propio Williams registró un año antes con E.T. Sinceramente, hay algo de técnicas de mercado en los cacareados lanzamientos con música "remasterizada"; no siempre, sólo a veces, pero la hay; y este disco bien podría considerarse uno de ellos.

4.6 - Balance global

La sensación que deja en nuestras mentes la escucha de este doble compacto, con dos horas y media de música, es satisfactoria aunque no inmejorable. Como en cualquier situación que haya generado expectativas, es complicado contentar a la audiencia y por eso no puedo dejar de insistir que "El Retorno del Jedi" NO es una banda sonora mala, ni mediocre, ni del montón. Nada más lejos, pues de hecho ronda la excelencia, la cual se le escapa por los esporádicos puntos débiles que presenta, por falta de consistencia temática y estructural. Algo que duele en mayor medida cuando somos conscientes de la riqueza melódica acumuladas a lo largo de dos películas y que podría haber tenido una presencia más amplia, en conjunción con los nuevos temas, en esta última obra.

Una dependencia excesiva para con las imágenes o la fugaz sensación de que Williams empezaba a experimentar diferentes mecanismos musicales para afrontar las secuencias de acción, con una menor trascendencia melódica en favor de la búsqueda de sensaciones abstractas en el oyente, en un estilo que terminaría de cuajar a partir de "Parque Jurásico". Son solo algunas de las ideas que constatan la aparente y siempre relativa debilidad de esta banda sonora frente a sus antecesoras o a otras maravillas musicales que citamos de pasada en anteriores secciones.

Pero como en las relaciones cotidianas con la gente que nos importa, llega un punto en que los momentos malos se olvidan y los buenos se enfatizan. Ésta es la sensación que nos queda a muchos aficionados cuando la fanfarria concluye una vez más en los triunfales créditos finales, dejándonos la agridulce sensación que reporta todo lo bueno cuando se acaba, aunque con la firme promesa de que volverá tan pronto decidamos dedicar otras horas de nuestro tiempo a repetir, una vez más, la maravillosa, cautivadora, inenarrable y casi espiritual experiencia que nos produce cada escucha de la trilogía por excelencia: "STAR WARS".

Lo mejor: El acto final de la película, desde que arranca el "forest battle" hasta el desenlace, pese a los constantes y abruptos cambios de escenario.

Lo peor: Todo el acto inicial, de temática inconsistente y desarrollo cansino, salvo en su resolución.

El momento: "The battle of Endor III": La lírica muerte de Darth Vader empanada en el frenético ataque final al reactor de la Estrella de la Muerte.

Sergio Benítez & Ignacio Pérez.