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A passage to India

A passage to India


Título en español: Pasaje a la India
Compositor: Jarre, Maurice
Año:1984
Distribuidora:Capitol Records
Duración: 40:02

Muy buenoMuy bueno

Tracklist:

  1. A passage to India(01:52)
  2. The marabar caves (03:06)
  3. Bombay march (02:34)
  4. The temple (05:19)
  5. Frangipani (03:00)
  6. Chandrapore (04:46)
  7. Adela (04:25)
  8. Expectations (03:07)
  9. Bicycle ride (03:27)
  10. Climbing to the caves (03:59)
  11. Kashmir (02:19)
  12. Back to England (02:30)

Poster A passage to IndiaHace unos años (quizás unos diez, allá por 1999), en un mercadillo de la Semana Negra de Gijón, en los aledaños del Estadio de El Molinón, encontré A Passage to the India (1984), de Maurice Jarre y Una Vita Vendetta de Ennio Morricone, por 6€ cada una.

Tardé poco tiempo en escucharlas, y mientras que la de Morricone me pareció un correcto trabajo (como mínimo, este hombre siempre está bien, guste más o menos), A Passage to India fue un auténtico descubrimiento musical. Melodiosa, envolvente, arrebatadora, exótica, cautivadora... ¿Cómo era posible que aún no la hubiese escuchado?.

En ambas compras, el factor determinante fueron los compositores, pero desde el score de Jarre comprendí una cosa; Aún me quedaba un mundo por descubrir con Maurice Jarre. Y no me equivocaba ni un ápice. Si bien no era ajeno a la obra del compositor francés (mi colección así lo dice ahora y entonces), me quedaban por descubrir auténticas joyas como The Professionals (1968), Crossed Swords (1978) o The Year of Living Dangerously (1982).

Y lo mejor de todo es, que a día de hoy, sigo alucinando con trabajos como The Big Gamble (1962), The Bride (1985) o I Dreamed of Africa (2000), auténticos descubrimientos, a los que tengo que sumar una que me ha calado brutalmente, Sunshine (1999), espectacular.

Pasaje a la India, el último adiós de David Lean

“East is East, and West is West, and never the twain shall meet” (Kipling)

A Passage to India significó la última colaboración entre el cineasta David Lean y el compositor Maurice Jarre. Su muerte truncó el nuevo proyecto en el que estaba trabajando, Nostromo, basado en la obra de Joseph Conrad, lo que hubiese significado una nueva colaboración con Jarre.

David LeanLean se había retirado tras su gran fracaso de Ryan’s Daughter, que con el tiempo fue ganando (como los buenos vinos), y que también supuso cierta vertiente crítica hacia el trabajo de Jarre (que si era excelso, inapropiado,...). Lo último no fue problema, pero lo primero supuso la retirada de David Lean hasta los años 80, donde regresó con más fuerza que nunca con A Passage to India.

Para Jarre, Ryan’s Daughter fue una de sus obras preferidas, y ciertamente es una auténtica delicatessen, mereciendo una edición en condiciones para que los aficionados puedan disfrutar de esta maravilla.

A Passage to India se basa en el laureado libro de igual título de E. M. Foster de 1924, considerada una de las cien mejores novelas británicas de todos los tiempos, y tiene lugar en la India, donde el poder del imperio británico colonial choca con la población hindú.

Portada DVDLa película gira alrededor de cuatro actores, pero especialmente de la joven Adela Quested (una brillante y enigmática Judy Davis, brillante actriz con películas tan interesantes como Barton Fink, Naked Lunch o Absolute Power).

Todo comienza cuando Adela Quested decide viajar a la ciudad de Chandrapore (una ciudad ficticia) en la India, acompañada de Mrs Moore (interpretada brillantemente por la actriz Peggy Ashcroft, quien ganaría el Oscar a la mejor actriz secundaria por su interpretación). El viaje responde a un doble objetivo: conocer la India y visitar al que acabará siendo su futuro prometido, Ronny Heaslop, magistrado de Chandrapore e hijo de Mrs. Moore.

La visita de ambas mujeres a la India pone de manifiesto el gran abismo socio-cultural que existe entre los hindúes y los ingleses, principalmente consecuencia de la conducta de superioridad y supremacía de éstos últimos, quienes consideran a los hindúes una etnia inferior, sometiéndoles política y culturalmente cual colonia británica.

Durante un paseo nocturno, Mrs Moore conocerá al Dr. Aziz (un brillante Victor Banerjee), un joven viudo hindú con el que entablará amistad. Aziz quedará asombrado al ver el carácter afable y amable de Mrs Moore, una británica que trata con respeto y dignidad a los hindús, un comportamiento alejado del resto de sus compatriotas británicos, prejuiciosos, intolerantes y soberbios.

Imagen A passage to IndiaA través de una fiesta y por mediación del británico Richard Fielding (un gran James Fox, visto en Farewell to the King, la gran The Russia House, Patriot Games o Charlie and the Chocolate Factory), Adela y Mrs Moore serán presentadas al día siguiente con el Dr Aziz y al sacerdote brahman Godbole (un gran e irreconocible Alec Guiness, impagable y habitual del cine de David Lean, cuya relación artística se vería truncada tras ésta película al dejar en la sala de montaje bastante material con escenas del personaje de Godbole). Fielding, al igual que Mrs Moore, representa uno de los pocos británicos cuyo comportamiento con la población nativa es cercano y abierto, rompiendo toda clase de etiquetas sociales.

Allí acordarán una pequeña excursión a las cuevas de Marabar, lo que supondré un auténtico quebradero de cabeza de Aziz para que todo salga bien y las inglesas queden satisfechas.

Mientras, Ronny le pedirá matrimonio a Adela, quien aceptará con un mar de dudas internas, pero una visita en bicicleta a un templo en las afueras de Chandrapore (donde será atacada por una jauría de monos) disiparán toda duda (buscando protección y seguridad en su matrimonio con Ronny), pero la visita a las Cuevas de Marabar volverá a provocar un ciclón de sentimientos y dudas en Adela, donde un extraño y emotivo acercamiento con Aziz desencadenará un extraño incidente: Adela, completamente magullada y herida, acusará a Aziz de intento de violación en las cuevas, lo que provocará un estallido racial entre británicos e hindús, que pondrá de manifiesto las diferencias entre ambas naciones y el débil e inestable carácter de Adela a través de una pantomima de juicio donde los británicos tratarán no solo de juzgar a Aziz, sino de condenar a toda una nación por la “supuesta” violación.

Imagen A passage to IndiaY hasta ahí puedo leer. Pero lo curioso es que estamos ante una gran película, con muchísimos lecturas y muchísimas capas de cebolla. No acabas de desgranar una cuando encuentras otra. Los personajes están perfectamente perfilados (todos), nada de lo que se dice o aparece es gratuito, y todo trabaja perfectamente, desde el guión y los actores, hasta la fotografía, la dirección, el montaje y el score de Jarre. Prueba de ello es la cantidad de premios que ha ganado durante 1984 y 1985, estando nominada a nada más y nada menos que once Oscars (alzándose con el de Mejor Actriz Secundaria y el de Mejor Banda Sonora).

Lean consigue una película rica en matices, desprendiendo belleza y exotismo, con multitud de detalles y motivos argumentales que se solapan en ésta gran historia: la debilidad de Adela y su represión sexual y rígida educación (típica de los británicos), la fascinación de Aziz hacia los ingleses que se tornará finalmente en cierto desprecio, las perlas filosóficas de Godbole, el exotismo de la India, una perfecta combinación de belleza y peligros (la escena del templo y las cuevas de Marabar), los conflictos raciales fruto del colonialismo británico,... son muchos y muchos detalles que trabajan magistralmente y que, con cada visionado, creo que crecerá la admiración y perplejidad por su complejidad argumental pero sencillez puesta en escena, sin nada ampuloso o excelso.

Imagen A passage to IndiaUn maravilloso retrato de una época, de dos sociedades, y de la complejidad humana, un mar revuelto de sentimientos y dudas que nos reconcomen, y con el tenemos que convivir diariamente.

A Passage to India – Contexto Musical 1984

El año 1984 no pudo ser mejor para el gran Maurice Jarre. La vuelta de David Lean supuso para el compositor un nuevo Oscar y un Globo de Oro por su maravillosa partitura (también nominado a los Bafta y al Grammy).

Pero 1984 también nos regalaría a un mítico Jarre, el de la cómica e hilarante Top Secret!, un score que se regía por la máxima que había implantado Elmer Bersntein en su magistral Airplane!: Cuanto más seria sea la partitura, más efecto cómico en contrapunto conseguiremos. ¡Dicho y hecho!.

Top Secret! tiene potentes y agresivos cortes de acción, como la brillante escena del principio (la lucha del tren) en el corte Top Secret!, y con un arrebatador corte de amor, de lo mejorcito del gran Jarre.

En ese año llegaría uno de sus trabajos más electrónicos y experimentales, Dreamscape, dirigida por Joseph Ruben (The Stepfather, Sleeping with the Enemy, The Good Son), una cinta de corte fantástico sobre personas con capacidad para entrar en los sueños de los demás y poder alterarlos, un buen thriller con Dennis Quaid. El score es muy experimental, a petición del propio Jarre, y aunque contenga ciertas estridencias, es un trabajo muy interesante que interacciona bien con las imágenes de las pesadillas que se van sucediendo.

Cover Top secret Cover Dreamscape Cover The bride Cover Mad Max 3

El compositor francés aún tendría tiempo de regalarnos dos trabajos televisivos aquel año: el drama The Sky’s No Limit (sobre tres mujeres candidatas a ser la primera mujer en el espacio) y un remake de Samson and Delilah con el magistral Max Von Sydow (en 1984 trabajaría también con Jarre en Dreamscape) en el reparto.

En cuanto a A Passage to India, me atrevería a decir que posee cierta continuidad con algunas sonoridades de The Man Who Would Be King (1975), por el contexto geográfico de la historias (la India colonial), y cierta flema británica, que se observan en The King’s March (The Man Who Would Be King) y el Bombay March (A Passage to India).

Cover The man who would be kingEncontramos algunos recursos musicales interesantes, fruto de una rica y extraña instrumentación, que serían recurrentes en algún pasaje de Mad Max III: Beyond Thunderdome (1985), aunque Jarre ya nos lo anticiparía en The Tin Drum (El Tambor de Hojalata, una fascinante película alemana que se alzó con el Oscar a la mejore película extranjera en 1979).

Además, Jarre usa una especie de sonido etéreo o fantasmagórico, como un silbido electrónico o sintetizado, muy común por aquella época en la obra del compositor, que utiliza para entonar el tema principal en las tribulaciones y dudas de Adela. Es un excelente recurso musical que Jarre reutilizará para el tema principal de The Bride (1985) o el tema de los niños en Mad Max III Beyond Thunderdome.

Cover La hija de RyanY, finalmente, destacar que Ryan’s Daughter (1970), como muchos trabajos de Jarre, contiene esa clase de melodías envolventes a las que Jarre regresará en A Passage to India, como el tema de Rosy, pero con la diferencia que para Pasaje a la India, Jarre dotará al motivo central de una dimensión musical más precisa, utilizándolo de forma exclusiva (prácticamente) para vertebrar y cohesionar la película (mientras que en Ryan’s Daughter encontramos un motivo para Rosy, otro para Michael, otro para el Mayor, uno para los rebeldes,… casi ná).

A Passage (with Maurice Jarre) to India: Adela’s Theme

Una vez has visto A Passage to India (algo más de dos horas y media), llama poderosamente la atención el comprobar que tan solo aparecen unos veinte minutos de score durante la película de David Lean.

Maurice JarreCasos similares los encontramos en las magistrales Patton, Papillon (ambas del magistral Jerry Goldsmith) o en The Man Who Would Be King, aunque en éstos tres ejemplos la proporción de score sea ligeramente superior al de A Passage to India.

Éste uso tan comedido y preciso quizás venga precedido de las críticas un tanto severas a Maurice Jarre por Ryan’s Daughter, donde encontramos música del compositor a cada paso que damos en la película, por lo que Lean utilizó solo el score compuesto por el Jarre de forma puntual, en aquellos momentos en los que realmente fuese necesario, enfatizando solo aquellas escenas que fueran claves en la película, evitando desviar la atención del espectador por la aparición del score, y centrándola solo donde sea relevante argumentalmente hablando (como la escena del templo tras el paseo en bicicleta o la ascensión a las cuevas Marabar).

Así pues, nos encontramos con un disco de cuarenta minutos donde solo la mitad encuentra salida en el montaje final, y eso llama la atención, porque la película contenía escenas que permitían lucirse al compositor (como las escenas paisajísticas del viaje a las cuevas). Pero ese material, que sí fue compuesto y no utilizado, lo encontramos en el compact, lo que nos permite aproximarnos a la idea musical que había desarrollado Jarre para esas escenas.

El score se basa, fundamentalmente (y casi diría que únicamente) en el motivo principal, cuyos sencillos y evocadores títulos de comienzo nos remiten a la India colonial, un paraje exótico donde conviven dos mundos, el occidental y el oriental, un choque de costumbres que la música recoge magistralmente.

Es una melodía envolvente, maravillosa y sinuosa, de esas que te calan y se te quedan grabadas a fuego lento, melodioso y fascinante, realmente cautivadora, a través de un leitmotiv arrollador, de los que llenan la pantalla y expanden tu capacidad pulmonar, donde los vientos (flautas y trompetas principalmente) y los violines esbozan el que probablemente sea, y con diferencia, uno de los mejores motivos musicales de la historia para el que escribe (cada nueva audición me provoca una completa fascinación).

Imagen A passage to IndiaÉste mismo motivo será el que emplee para el carácter de Adela. Será el referente musical con el que Jarre no solo reflejará la debilidad de la protagonista (sus dudas, sus miedos, sus deseos), sino con el que el compositor retratará el conflicto sociocultural entre dos naciones, fruto de la frágil personalidad de Adela, un mar de sentimientos confusos.

El comienzo de los títulos de crédito ofrece esa melodía casi fantasmagórica del sonido con el que Jarre ya introduce el tema principal, un breve apunta musical para Adela al que se recurre para algunos momentos puntuales de la película (como el despertar en plena noche, recordando la escena del templo). Son momentos que no aparecen en la edición del score (lógicamente por su brevedad) pero que están recogidos perfectamente en el material editado.

Estas sonoridades etéreas muestran perfectamente las tribulaciones internas de un personaje que no acaba de encontrar su punto, de aclarar su futuro y de buscar su felicidad (la India ha despertado finalmente a Adela de un letargo fruto de su condicionamiento social y cultural).

Los dos momentos más importantes de la película (puntos de inflexión de la historia) contienen música de Maurice Jarre (y poquito más). El primero es “The Temple”, un corte de excelente desarrollo temático para la escena en la que Adela da un paseo en bicicleta por los caminos de Chandrapore, alejándose de la ciudad e internándose en plena selva, para acabar llegando a un templo abandonado, donde una serie de estatuas con fuertes connotaciones sexuales provocan la fascinación de Adela (el cómo una cultura puede mostrar algo tan pudoroso como el sexo de una forma tan natural y directa), siendo, posteriormente, atacada por una jauría de monos furiosos que provocarán la huida de Adela.

Poster A passage to India

El corte abre con una versión majestuosa y envolvente del tema central, y por ende de Adela, que acompañará el inicio de su viaje por un país lleno de hermosos parajes y extraños peligros por descubrir.

Conforme Adela se adentra más y más en los caminos, la vegetación se va volviendo más frondosa, con la música tornándose misteriosa y etérea, adquiriendo un tono exótico hasta que descubre el templo, donde Jarre introduce una sensual voz femenina (que destaca mucho más en la película que en el score editado), para acompañar la explícita escena de sensualidad que aparece en pantalla con las estatuas que contempla una Adela fascinada y rendida.

Es entonces cuando, tras la introducción de un extraño y disonante recurso musical (el mismo de The Tin Drum o Mad Max III), Jarre nos lanza un jarro de agua fría, apagando la visión sensual de las estatuas, y ofreciéndonos un pasaje musical agresivo, a través de una magistral percusión, violenta e in crescendo, mientras la melodía principal asoma, mostrando la desesperada y aterradora huida de Adela.

Argumentalmente, este punto de inflexión marca a Adela de manera determinante. Sus dudas ante la petición de matrimonio de Ronny se disipan completamente. El peligro que ha corrido durante su viaje en bicicleta la hacen reconsiderar la propuesta de su prometido y se lanza de nuevo a los brazos de Ronny, buscando protección y seguridad.

Poster A passage to IndiaEl segundo punto de inflexión tiene lugar en la visita a las cuevas de Marabar, excelentemente recogido en el sutil corte “Climbing the Caves”.

Adela, Mrs Moore y Aziz llegan a Marabar, a donde más tarde acudirán Fielding y Godbol. El bello paisaje, árido y rocoso, nos presenta una galería de cuevas oscuras que se adentran en una enorme formación rocosa (Marabar).

Mrs Moore dimite al primer intento de entrar en las cuevas donde el eco le provoca un ataque de ansiedad, revelándonos que la salud de Mrs Moore puede que no sea todo lo buena que fuese deseable.

Por lo que Aziz, Adela y un guía, continuarán la expedición ladera arriba hasta llegar a la parte superior de la montaña, desde donde tendrán una hermosa vista de la India, accediendo a otra galería de oscuras cuevas.

El corte musical rezuma misterio, pero es la vez delicado, exótico y hasta ligeramente siniestro en la parte final, donde Adela, por voluntad propia, se adentra en una de las cuevas, provocando el incidente que desencadena el segundo punto de inflexión (cuyas posteriores motivaciones iremos conociendo).

Imagen A passage to IndiaTras adentrarse en las cuevas, Adela huye ladera abajo, cayéndose varias veces en su huida, sufriendo aparatosas heridas, siendo internada en un hospital, desde donde se acusará formalmente a Aziz de violación, provocando un agrio conflicto entra ambas naciones, que se resumirá en un brillante juicio donde se postularán todo tipo de argumentaciones (algunas realmente hilarantes y colonialistas), y cuyo desenlace calmará las aguas, pero cambiará el rumbo de las vidas de todos los protagonistas.

Musicalmente, encontramos algunos parecidos entre “The Temple” y “Climbing the Caves”, como y el misterio y la fascinación del paisaje hindú (la visión del templo y de las cuevas) o cierto toque sensual y/o erótico (en el templo eran las estatuas, y aquí lo es la cercanía e interacción entre Aziz y Adela, interacción física por la mano que Aziz tiende a Adela, como verbal, por la conversación que mantienen), al margen de cierto toque siniestro para las transgresiones que sufre el personaje de Adela (en “The Temple”, musicalmente son agresivas, mientras que en “Climbing the Caves” son unas sonoridades inquietantes y siniestras en el final, sin resultar violentas o salvajes, sino insinuando que algo va a suceder).

Imagen A passage to IndiaArpas, el recurso musical fantasmagórico que Jarre asocia al personaje de Adela, una voz femenina, instrumentación exótica, los violines,... todo conjugado para conformar un magnífico pasaje donde, en el comienzo del corte, nos llega un ligero déja vú de algún pasaje ambiental y etéreo de The Year of Living Dangerously.

Y hasta los minutos finales, salvo fugaces y contados destellos de música (segundos muchas veces), no encontramos ni una gota musical, a excepción de la magistral, sensacional y pomposa marcha militar británica contenida en el corte “Bombay March”, un corte que acompaña la llegada de Adela y Mrs Moore a la India, coincidiendo con la visita diplomática de altos cargos británicos (el virrey), que provocan el habitual despliegue militar de tropas, donde Jarre nos ofrece un motivo espectacular y arrollador, una fanfarria de trompetas, flautas, batería y violines para marcar el paso durante unos breves segundos en pantalla.

Imagen A passage to IndiaJarre recupera este motivo para la apertura de un corte no usado en la película, “Expectations”.

La marcha de Bombay es un magnífico corte que representa la opulencia británica y su poderío militar en la ocupación colonial de la India, con el referente musical de sus marchas militares británicas compuestas para películas como The Man Who Would Be King (“The King’s March”) o Ryan’s Daugther (“The Mayor” y “Song of the Irish Rebels”, con un toque british pese a ser irlandesa), o comparaciones con otras genialidades, como las marchas militares británicas de Elmer Bersntein en Zulu Dawn, o las de Ron Goodwin en Battle of Britain.

Para la parte final de la película, Jarre nos reserva dos perlas musicales más, por si pareciese poco: “Kahsmir” y “Back to London”.

Kashmir” es el epílogo final, el reencuentro entre Fielding y Aziz, dos personajes que presentan una curiosa evolución en contraposición a sus caracteres iniciales al comienzo de la película.

Imagen A passage to IndiaEl corte musical tiene dos partes diferenciadas para el viaje de Fielding a Kashmir (para visitar a Aziz, quien ejerce allí como doctor). En pantalla vemos una bellísima cadena montañosa completamente nevada, que desata una auténtica orgía musical de Jarre, una fanfarria de vientos (trompetas principalmente) y violines que envuelven cada bello fotograma, formando figuras ascendentes y espectaculares, transmitiendo majestuosidad y grandeza, donde Jarre nos ofrece puntuales explosiones de platillos para remarcar la majestuosidad visión del paraje montañoso.

La segunda parte del corte es exótica y misteriosa, tras breve aparición del motivo central, y me trae a la memoria la música hindú de The Man Who Would Be King, para el momento en que Fielding atraviesa en canoa un lago para acceder a la vivienda de Aziz.

A lo largo de la audición de “Kashmir”, la comunión entre la música de Jarre y las imágenes de Lean (¡que fotografía!) es bestial, siendo uno de los momentos más bellos de la película, un fabuloso epílogo visual y musical tras un salto en el tiempo en la historia y en la vida de los personajes (necesario para cerrar las heridas).

Tras el epílogo final, Jarre nos ofrece, a modo de end titles, un último y maravilloso corte, “Back to London”, uno de mis preferidos del compositor, donde Jarre nos ofrece un magnífico corte (a modo de coda final) del motivo central.

Imagen A passage to IndiaUn ritmillo estilo años 20, con la típica batería azotada suavemente por escobillas, acordes de guitarra y las suaves notas de un piano, arranca nada más comenzar el corte, con el motivo central emergiendo, alcanzando un momento mágico cuando los violines, de forma dulce y delicada, envuelven la melodía y la arropan, transportando las notas del motivo de Adela por el aire, e introduciendo el recurso musical esotérico de la protagonista, en un crescendo final maravilloso con el poder orquestal alcanzado el cénit musical. Sin palabras.

... ¿Y el resto de lo Editado?

Eso, señoras y señores, es un bendito regalo del compositor, probablemente los descartes musicales que finalmente no entraron en los planes del director, pero que sabiamente han sido recogidos en esta edición para que los aficionados valoren no solo el trabajo de lo que magistralmente funciona con las imágenes, sino para que observen la calidad musical de lo no editado en película, que responde a criterios de introducir música solo donde realmente la historia trabaja y lo necesita.

Quizás fue el miedo en comparación con Ryan’s Daughter lo que hizo que A Passage to India tomara otro camino, pero no fue un error: cada vez que Jarre aparece, la historia te está contando algo, te está añadiendo un plus. Es un deleite musical, un puro manjar de los dioses escuchar tamaña belleza musical.

Imagen A passage to IndiaThe Marabar Caves”, por ejemplo, sería el corte previo a “Climbing the Caves”, que aunque no aparece en la película, sería un buen prolegómeno de los misterios y la belleza que encierran las cuevas de Marabar, pese a su bello y cautivador comienzo, con cierto aire pastoral, buena prueba del gran hacer de Jarre. Es interesante el uso de varios recursos musicales durante el corte, como una especie de percusión que produce eco (un símil con las cuevas) y un tono final realmente inquietante, aunque nunca siniestro o tétrico.

El motivo central cohesiona prácticamente el score al completo, ofreciendo bellas y delicadas variaciones, como en el corte “Frangipani”(donde la segunda parte del corte recupera un magnífico reprise del tema principal similar al recogido en el corte uno, con un cierre donde asoman las sonoridades musicales hindúes estilo The Man Who Would Be King) o el magistral “Chandrapore”, magistral y delicada versión del tema central, con un bellísimo pasaje con solo de violín para esbozar el leitmotiv principal (pasado el minuto y medio), puro romanticismo clásico a lo Rózsa, arrebatador y arrollador, realmente envolvente y cautivador.

En “Adela” encontramos un anticipo de lo que será el corte final “Back to London”, con ese ritmo estilo años 20, con unos acordes guitarra maravillosos, y el recurso musical de Adela marcando el comienzo, con posterior inclusión de los violines y los vientos para ir desarrollando la melodía. Maravilloso.

A Passage to India: Masterpiece

Imagen A passage to IndiaA veces uno tarda en descubrir trabajos, compositores, melodías,… hay tanto que dejamos atrás, tanto que vivimos ahora y tanto que nos queda por llegar, que se antoja necesario un criterio o filtro para poder disfrutar de la música (cada uno al nivel que quiera, para eso somos libres), porque no tenemos suficiente tiempo para escuchar todos los trabajos ni a todos los compositores.

Pero hay trabajos obligados, aunque solo sea para decir eso de “sí, lo he escuchado”, pese a que no acabe siendo de tu agrado o no cumpla tus expectativas. A Passage to India es uno esos trabajos, que merece ser escuchado, no una, ni dos, ni tres veces… las que te pida el cuerpo.

Y no son pocas las que tiene Jarre, siendo claros y directos, como Lawrence of Arabia o The Man Who Would Be King.

Impagable. Maravillosa. Indispensable en toda colección que se precie.

Una Obra Maestra Musical imperecedera, que debería de figurar como uno de los mejores trabajos compositivos de la historia del cine con justicia.

Maurice Jarre

MAURICE JARRE 1924-2009 - DEP MAESTRO

Lo Mejor: Todo.

Lo Peor: Nada.

El Momento: El uso de la música de “The Temple” en la película, el explosivo y pomposa “Bombay March”, y el bello cierre final “Back to London”.

Rubén Franco Menéndez (Patton_Goldsmith)

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