Tracklist:
- Dreamscapes (02:56)
- The Journey (04:20)
- First Experiment (01:53)
- Suspense (02:07)
- Jelaousy Merry-Go-Round (2:54)
- The Snakeman (1:06)
- Entering the Nightmare (04:15)
- Love Dreams (04:08)
- Dangerous Moments (2:13)
- Escape (04:31)
- Labyrinth (08:48)
- Endless Dreams (02:09)
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Dreamscape (1984), traducida como La Gran Huida, fue una de esas películas fantásticas tan comunes en la década de los 80, de aquel cine maravilloso con el que crecí durante mi infancia, con un gran reparto en sus filas y un sugerente e interesante argumento (quizás no todo lo aprovechado que debiese estar, pero bien desarrollado).
Además, supuso una de las primeras incursiones del desaparecido y magistral Maurice Jarre en el mundo de los sintetizadores y la electrónica (en pleno apogeo en los 80), como muchos de sus colegas de profesión (Jerry Goldsmith, Basil Poledouris, Alan Silvestri)
Los Sueños: Un caldo de cultivo fantástico
Dreamscape fue dirigida por Joseph Ruben, un especialista en thrillers de todo tipo, como The Stepfather (1987, donde encontramos al actor Terry O’Quinn, más conocido como “Lock” en la serie Lost, como padrastro psicópata), Sleeping with the Enemy (1991), donde Julia Roberts escapa de un psicótico marido a ritmo de una gran partitura de Jerry Goldsmith (bello leitmotiv principal) o The Good Son (1993), donde un niño psicótico, Macaulay Culkin, hace la vida imposible a Elijah Wood (alias Frodo Bolsom), con un musicón del gran Elmer Bernstein.
Dreamscape también contiene psicópatas (el excelente Tommy Ray), además de persecuciones, pesadillas imposibles y algunos efectos especiales realmente curiosos, con una buena trama y resolución, y muchas cosillas típicas de aquella época.
El doctor Paul Novotny (un gran Max Von Sydow, como siempre, que por aquella época colaboraría en el Dune de David Lynch) dirige un proyecto de estudio de los sueños y las pesadillas, al objeto de encontrar sus orígenes, controlarlos y erradicar las pesadillas. En el proyecto, financiado por el gobierno y liderado en la sombra por el delegado del gobierno Blair (un gran Christopher Plummer como villano, cuyas intenciones no son precisamente muy nobles), colabora una científica llamada Jane (una hermosa Kate Capshaw, por aquella época enfrascada en Indiana Jones and the Temple of Doom, contrayendo matrimonio con el director Steven Spielberg en 1991).
Para poder profundizar en sus estudios, Novotny solicita a Alex Gardner (un jovencísimo Dennis Quaid, recién salido de The Right Stuff y Jaws 3-D, y que luego se embarcaría en dos maravillosos proyectos, Enemy Mine, 1985, e Innerspace, 1987), un psíquico al que estudiaron años atrás, y cuya presencia podría hacer avanzar más el proyecto de investigación.
Alex aceptará, dejando atrás una vida de apuestas ilegales mediante el uso de sus dotes psíquicas, y colaborará en el proyecto de su colega Novotny, enamorándose de la bella Jane, por la que siente una fuerte atracción.
Durante las incursiones que realiza en varios sueños (magistral el de la pesadilla del hombre serpiente, realmente terrorífico), Alex conocerá a otro psíquico, el inquietante Tommy Ray (interpretado por David Patrick Kelly, famoso por su papel de esbirro en Commando, 1985, donde el senador Arnie lo arroja por un barranco tras haberle mentido en su promesa de matarlo el último, o su personaje de villano en The Warriors).
Tommy, aparentemente, fracasa en uno de sus experimentos, resultando muerte una anciana, algo que Alex cree no ser casual. Como lo tampoco lo será que justo después llegue el presidente de los EE.UU. al proyecto para que le sean erradicadas sus pesadillas nucleares de un mundo devastado (visualmente fascinantes), tras anunciar un recorte en la potencia nuclear de su país a un inquietante Blair, quien tomará cartas en el asunto para evitar tal medida.
El proyecto revelará las verdaderas intenciones de Blair, poniendo en liza a un peligroso peón para lograr sus objetivos, Tommy. Alex deberá luchar contracorriente por salvar la vida del presidente de los EE.UU.
La película reúne todos los elementos y efectos especiales típicos del cine fantástico de los 80, con unas buenas interpretaciones, en especial de Sydow y Plummer, dos caracteres destacados y enfrentados dentro de la película. Encontramos rostros conocidos por el reparto, como George Wendt, el gordito de la famosa serie Cheers, que interpreta a Charlie Prinse, un escritor que le dará claves informativas a Alex sobre el proyecto, o al veterano Eddie Albert (nominado al Oscar como mejor secundario por la clásica Roman Holiday) como presidente de los EE.UU.
La película contiene todo ese frenesí propio de los sueños; puertas que se abren y nos llevan a otras partes (o a ninguna…), abismos, ciudades devastadas, infinitas escaleras, persecuciones sin fin, extrañas criaturas,… La iluminación, los efectos especiales, la fotografía y la música de Jarre se encargan de materializar con acierto ese ambiente propio de los sueños y las pesadillas que todo hemos sufrido, sufrimos y sufriremos.
Especial mención para las pesadillas del presidente de los EE.UU., con un mundo post apocalíptico devastado y en llamas, lleno de mutantes-zombies y lobos radiactivos, o la pesadilla del niño sobre el hombre serpiente, un efecto especial muy logrado y sumamente inquietante.
La película fue nominada al mejor director en el Festival de Avoriaz, al Saturn Award como mejor película de terror y obtuvo un premio al mejor director en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Bruselas.
Como anécdotas, destacar que fue la segunda película que obtuvo la famosa etiqueta de No Recomendada para Menores de 13 Años (PG-13), tras Red Dawn, y Dennis Quaid fue siempre la primera opción para el personaje de Alex Gardner, quien siempre estuvo interesado en el proyecto desde la pre-producción. Además, se tuvo que eliminar del montaje final una escena de sexo que incluía desnudos para rebajar la calificación a PG-13.
En definitivo, entretenimiento del bueno durante hora y media para un cine del que apenas hoy día se hace. Una lástima.
Dreamscape – El experimento de Maurice Jarre
Dreamscape (1984) fue uno de los primeros trabajos de Jarre de la década de los 80 donde no solo creó una paleta sonora sintetizada y electrónica al 100% (con la única incursión del saxo como elemento orgánico, instrumento que toca el personaje de Alex Gardner en la película, y que le da el toque sensual y romántico a la historia), sino que procedió a experimentar musicalmente en el sentido más amplio de la palabra, cosa que la película podía permitirle.
Quizás por ello el propio Jarre insistió a los productores y al director en el uso de música sintetizada y electrónica, obviando así cualquier aproximación orquestal (que era la idea por la que los productores habían contratado a Jarre, curiosamente).
Comparándolo en el tiempo, el Dreamscape de Jarre podría asemejarse al Runaway de Goldsmith (100% sintetizadores, sin excepción alguna). Ambas son de 1984, en una década donde el auge del sintetizador y los ritmos pop ochentenos estaban a la orden del día; gente como Moroder con Cat People o American Gigolo, Harold Faltermeyer con Beverly Hills Cop o Running Man o Tangerine Dream con The Keep o Near Dark. Y sin tanto pop, esa maravilla que es Blade Runner (1982) de Vangelis.
Jarre y Goldsmith fueron pioneros en dar el salto desde su cómoda vertiente orquestal al mundo de la electrónica y el sintetizador, para ofrecernos auténticas genialidades compositivas, como The Mosquito Coast (1986) o Witness (1985) en el caso de Jarre, o Total Recall (1990), Innerspace (1987) o Legend (1985) (magistral fusión de orquesta y sintetizador) en el caso de Goldsmith.
Sin embargo, especialmente Goldsmith, ya habían introducido texturas sintetizadas en anteriores trabajos. Destacan principalmente el caso de Goldsmith, con auténticas genialidades como Logan’s Run (1976, editada por FSM y aún sin agotar, increíble) o Star Trek (1979).
En la obra de Jarre, Dreamscape marcaría un antes y un después, y pese a que ya algunos trabajos anteriores, como la maravillosa The Year of Living Dangerously (1982), ya ofrecían el buen hacer del Maestro con los sintetizadores, Dreamscape sería el punto de partida para una serie de trabajos más o menos criticados.
La nominada Witness, esa magistral fusión orquestal y de sintetizadores que es Enemy Mine (1985), The Mosquito Coast, para mí probablemente su mejor trabajo electrónico, No Way Out (1987, con la que Dreamscape comparte alguna similitud), Julia and Julia (1987), Gaby (1987) o Tokyo Blackout (1987, probablemente su trabajo más flojo).
Nada tiene que ver Dreamscape con otros trabajos del compositor del mismo año, como la oscarizada A Passage to India o Top Secret!, en las antípodas de su trabajo para Dreamscape.
El score de Dreamscape, como veremos a continuación, contiene una gran cantidad de experimentación; son una serie de sonoridades etéreas y ambiéntales, recreando ese ambiente de ensueño constante cuando los protagonistas interaccionan en el mundo de los sueños, o estridencias musicales, recursos atonales y disonantes, y violentos pasajes de acción sintetizados para las pesadillas que sufren los protagonistas.
Jarre nos brinda, además, un bello motivo sintetizado, que identificamos con el personaje de Alex, delicado y sutil, que transformará en el motivo de amor de Jane y Alex. Es el tema central de la película.
Dreamscape: Pesadillas Musicales
Para Dreamscape, Jarre buscaría la colaboración de Craig Huxley (el inventor del famoso Blaster Beam, y que ayudaría a crear las sonoridades de V’Ger en Star Trek The Motion Picture, en 1979, o el sonido del gran asteroide Orpheus en Meteor, del mismo año).
Huxley se encargaría de la programación de los sintetizadores (así como de su ejecución) para el famoso Synclaiver II entre otros “instrumentos”, mientras Michael Mention se haría cargo del Yamaha GS1 y el Steinway Piano, introduciendo, como único elemento orgánico, el saxofón, a cargo de David Angel, todo ello debidamente cocinado, preparado y compuesto por Maurice Jarre.
El efecto musical en la película es doble. Por un lado, Jarre trata de captar el misterio de los mundos del sueño, la magia que se esconde detrás del subconsciente. Y lo consigue con un éxito total. Su música es ambiental y etérea, como un ambiente musical sostenido que flota libremente, envolviendo todo aquello que le rodea visualmente.
Los sugerentes títulos del comienzo en el corte uno, “Dreamscapes”, así lo ponen de manifiesto, donde entre las texturas sintetizadas y electrónicas atmosféricas, se esconden las notas del motivo de Alex, futuro germen del motivo de amor para Jane y Alex.
El corte va evolucionando suavemente, mientras los títulos de crédito van apareciendo, todo ello con un pulcro fondo negro como transfondo (a excepción de la aparición del título de la película, donde Jarre introduce un efecto musical de brisa según se forman el nombre de Dreamscape), hasta que aparece en pantalla una mujer huyendo y una explosión nuclear tras de sí, que la acaba alcanzando ante del gesto de auxilio de la mujer, donde la música de Jarre se convierte en amenazadora y pulsante, narrando sabiamente el desconcierto de lo que vemos en pantalla, con un arranque demoledor e inesperado, donde el score refleja ese malestar y ese ambiente de pesadilla con ecos sintetizados, estridencias y toques siniestros.
“The Journey” es un corte rítmico y enérgico en su primera parte, para el viaje de Alex al centro de investigación de Novotny. Es una melodía pegadiza, muy del estilo del material que escucharemos en posteriores trabajos del compositor, como la interesante No Way Out. La segunda parte del corte es música misteriosa para el momento en que Alex conoce las instalaciones del Novotny, incluyéndose un fantástico pasaje de acción para la primera pesadilla que Alex debe resolver; un obrero que sueña que se cae de un edificio (un poco descolocado, e insertado curiosamente aquí).
“First Experiment” y “Suspense” mantienen ese aire atmosférico y ambiental, completamente experimental e innovador en Jarre (muy de la época), una meta volante para esa maravilla que será The Mosquito Coast.
Destacar el circense y carnavalero “Jealousy Merry-Go-Round”, donde Alex se introduce en las pesadillas de un hombre que tiene problemas sexuales con su pareja, y que desconoce cual es el problema, no recordando nunca las pesadillas que ha sufrido. Cuando Alex se introduce en la mente del hombre, juntos descubren el origen del problema en el subconsciente del marido: siempre que llega a casa, la descubre con un hombre en la cama (y otros tantos debajo de la misma, en el armario o tras las cortinas de la habitación). Jarre nos ofrece un cómico motivo muy circense, muy apropiado con las imágenes, con un pequeño toque oriental para uno de los amantes descubiertos, un jardinero oriental.
La segunda parte del score es donde Jarre se vuelve más agresivo y estridente, coincidiendo con las pesadillas más violentas o la resolución climática de la película, en el enfrentamiento contra Tommy y los hombres de Blair.
“The Snakeman” y “Entering the Nightmare” se corresponden con las pesadillas de un niño, donde un hombre serpiente irrumpe en su casa y le persigue para matarlo. Alex decide ayudarlo, pese a que uno de los psíquicos que lo ha intentando, ha quedado traumatizado tras intentar ayudarlo, en completo estado catatónico.
La música es amenazadora y siniestra en “The Snakeman”, continuando con el inicio del siguiente corte (con sonidos como de siniestras brisas y toda clase de recursos musicales para generar tensión e intriga) hasta que la criatura irrumpe en la casa (típica de los sueños y pesadillas: Techos altos, formas geométricas imperfectas para las puertas, ventanas y habitaciones, puertas que conducen a escaleras que bajan a un abismo en mitad de la nada…).
Jarre introduce ritmos de urgencia y agresivos para la desesperada huida de Alex y el niño, con estallidos estridentes y violentos. La música es más y más virulenta conforme avanza la persecución, emergiendo las sonoridades de Craig Huxley (similar a las sonoridades del Blaster Beam en Star Trek), hasta que finalmente se enfrentan con la bestia y consiguen derrotarla, despareciendo el peligro y emergiendo el motivo de Alex en clave liberalizadora.
Acto seguido, Jarre nos ofrece el sensual “Love Dreams”, donde al minuto dos y veinte, tras una serie de sonoridades ambientales, Jarre introduce el motivo de Alex, convirtiéndolo, por ende, en el tema de amor, con el saxo de protagonista, para la escena en la que Alex realiza una transgresión en los sueños de Jane, encontrándose en el vagón de un tren, donde protagonizan una tórrida escena de sexo.
“Dangerous Moments” vuelve a contener música misteriosa para las pesquisas que realiza Alex sobre Tommy Ray tras la muerte de la anciana con la que Tommy interaccionó en un experimento, con irrupción final de una sonoridades amenazadoras y violentas in crescendo.
“Escape” y “Labyrinth” recogen el clímax de la película. En “Escape”, Jarre introduce música de acción, similar al material que encontraremos en No Way Out, un ritmo pulsante con los sintetizadores emulando una percusión constante, mientras en pantalla Alex huye de los hombres de Blair, quienes tratarán de evitar que ponga en peligro el plan de asesinar al Presidente.
El corte gana en intensidad y emoción con la introducción de un motivo de acción muy conseguido, donde la percusión se intensifica, añadiéndose las típicas baterías de los años 80, para ir marcando un ritmo más potente y frenético mientras Alex huye de sus perseguidores (una gran escena, donde Dennis Quaid monta en moto muchas veces sin doble, sufriendo una persecución de coches muy de la época, pero sin exageraciones, logrando una sensación de mayor realismo).
“Labyrinth” es el clímax de la película. El presidente es sedado y Tommy Ray se dispone a entrar en sus sueños y asesinarlo. Alex consigue llegar al centro de investigaciones, y con ayuda de Jane, se introduce en los sueños para proteger al presidente y enfrentarse a Tommy.
La música abre con una melodía pulsante y misteriosa para los primeros compases del sueño, donde Alex llega antes e informa al Presidente del peligro que corre. Todo ello sucede a bordo de un tren en movimiento, desde donde ven devastadas ciudades y el mismo Capitolio, con un fondo rojo infernal para dar más intensidad al ambiente de pesadilla. Cerca del minuto dos, Jarre comienza a introducir material de acción, con ciertas estridencias sonoras, para la aparición de Tommy, quien asesina al revisor del tren, extrayéndole el corazón con sus propias manos.
Tommy dirigirá el tren a un oscuro túnel, donde nada más entrar, como por arte de magia, provocará la aparición de una multitud de mutantes en el tren, quienes tratarán de atacar a Alex y el Presidente, logrando escapar del tren no sin pocos problemas. La música es siniestra y opresiva, transmitiendo perfectamente ese sonido de pesadilla contante (de nuevo ritmos pulsantes, con sonidos de brisa sintetizada).
A minuto cuatro, el corte entra en una dinámica constante de urgencia y persecución, huyendo de los mutantes, de unos lobos radiactivos y de Tommy, quien se transformará en el hombre serpiente para atacar a Alex.
La música es agresiva, siniestra y rítmica, con Jarre introduciendo todo tipo de recursos musicales, buscando generar un ambiente de pesadilla, de crispación y de desasosiego total, donde Huxley vuelve a asomar para ofrecernos sus sonoridades, especialmente en el violento y atonal cierre final, una agresiva clausura para el fin de la pesadilla.
“Endless Dreams” es una versión mucho más rítmica del “Love Dreams”, donde Jane y Alex, pasado el peligro, toman un tren (esta vez real) y se fusionan en un emotivo y sensual beso mientras aparecen los títulos de crédito finales.
Valoración Final
Lo justo para poder opinar con cierta idea sobre este trabajo de Maurice Jarre sería:
- Ver la película
- Escuchar el Score
- Escucharlo más de una vez
Una vez hecho esto, el juicio valorativo dependerá de tus gustos personales. Si el Jarre sintetizado no es de tu agrado, y sobre todo cuando experimenta o introduce esas estridencias tan propias de varios de sus trabajos de los 80, quizás puedas ahorrártela.
No obstante, creo que merece la pena reconocer el mérito de Maurice Jarre al no haberse anclado en lo fácil, tratando de renovarse, reinventarse o experimentar (lo que prefieras). Buscó nuevos horizontes musicales, y fruto de ello ha logrado reconocimiento tanto de la crítica (nominación al Oscar para Witness, nominación al Globo de oro para The Mosquito Coast y Globo de oro y nominación a los Oscar para Gorillas in the Mist, 1988), como del público (prueba de ello es que el tema de la construcción de la granja Amish en Witness es uno de los corte que más demandados en los conciertos de Jarre, como el Sevilla Concerts o el Maurice Jarre at the Royal Festival Hall).
MAURICE JARRE 1924-2009 - DEP MAESTRO
Lo Mejor: Su afán por experimentar, lo cual conecta perfectamente con el ambiente de ensueño y pesadilla de la película.
Lo Peor: Esa experimentación electrónica puede echar a más de uno para atrás (como suelo decir en éstos casos, y como alguno de vosotros ya podréis entrever, no es mi caso).
El Momento: “The Journey” y “Escape” contienen excelente motivos, donde se ve la mano de Jarre, tanto para el viaje de Alex como para la huida de los hombres de Blair, aunque también destacaría ese ambiente de pesadilla musical de “Entering the Nightmare” y “Labyrinth”, así como la versión final del tema de amor en “Endless Dreams”, el tema más reconocible e identificable de toda la partitura.
Rubén Franco Menéndez (Patton_Goldsmith)
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