Tracklist:
- The Fly II (01:52)
- Come Fly With Me (02:33)
- Fly Variations (06:23)
- Musica Domestica Metastasis (07:22)
- The Spider And The Fly (01:35)
- More Is Coming (03:35)
- The Fly March (04:11)
- Accelerated Brundle Disease (04:17)
- Bay 17 Mysteries (02:39)
- Bartok Barbaro (05:17)
- What's The Magic Word ? (04:59)
- Dad (02:56)
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Cuando era más joven (nunca pensé que diría esto), siempre recuerdo con cariño las dos primeras películas que ví en el cine sin la presencia de mis padres (y encima "no recomendadas"). La primera, fue Die Hard, allá por 1989. La segunda fue The Fly II, y sin haber visto la primera parte (todo un despliegue terrorífico de efectos visuales realmente magistrales).
Fueron mi despertar en el cine, y las guardo con gran cariño, pero además fueron, cada en su género grandes películas, con grandes scores, Die Hard con el desparecido y magnífico Michael Kamen, y The Fly II, con el gran y magistral Christopher Young.
The Fly II
Siempre me llamó la atención ver a Chris Walas como director, el creador de los efectos especiales de The Fly del genial David Cronenberg (trabajo que le valió un merecidísimo Oscar). Otros especialistas, como Stan Wiston en su interesante Punkinhead (Pacto de Sangre), probarían suerte con desiguales resultados. O la más que interesante Brainstorm de Douglas Trumbull, creador de los efectos especiales de 2001 de Stanley Kubrick, con una de las mejores partituras de James Horner.
Con historia de Mick Garris, el habitual colaborador de muchas de las obras y guiones de Stephen King (Sleepwalkers, The Stand, Ride the Bullet, Desperation), y basada en la novela de George Langelaan (recomendable al 100% la lectura de éste clásico), el guión está co escrito por el propio Mick Garris, Jim & Ken Wheat, y el gran Frank Darabont, que allá por 1988 colaboraría también en el guión de The Blob (El Terror no Tiene Forma), gran remake del clásico de 1954 de Steve Moqueen, antes de sorprender a todo el mundo con esa obra maestra que es The Shawshank Redemption (1995).
The Fly II arranca sin la presencia de Geena Davis como la periodista Verónica Quaife, cuyo personaje (muy brevemente) es retomado al principio de la película por otra actriz, para el momento del parto, donde fallecerá tras dar a luz a un niño que será el futuro hombre mosca. El niño será adoptado para su estudio por los laboratorios Bartok.
Eric Stoltz, el pelirrojo de Mask, Pulp Fiction, Lionheart y The Prophecy, interpreta a Martin Brundle, futuro aspirante a hombre mosca (un papel por el que pasaron nombres como Vicent D'Onofrio o el neutro Keanu Reeves). Su crecimiento será supervisado por Anton Bartok, el líder de las empresas Bartok, con un carácter aparentemente afable y preocupado únicamente por el bienestar de Martin (aunque es más malo que pegar a un padre).
Durante su rápido crecimiento (el Síndrome de Aceleramiento Brundle), va mostrando poco a poco síntomas de aquello en lo que se va a convertir, algo que el equipo científico de los laboratorios Bartok le ha ocultado. Por el camino, se enamora de Beth Logan, una bellísima Daphne Zuniga (quien coincidió con Chris Young en Pranks), trabajadora de los laboratorios Bartok.
Pero Martin acabará descubriendo la temida verdad a través de los videos de su padre, comprobando que toda su vida ha sido una farsa al servicio de Bartok y sus hombres.
Martin huirá del complejo Bartok, pero acabará regresando para completar la transformación como hombre-mosca, sembrando el pánico y el terror en una contundente y sangrienta venganza, con algunas escenas realmente salvajes y violentas (de las más brutales que he visto en el cine).
Las interpretaciones cumplen perfectamente, en especial la de Eric Stoltz, acompañándole un genial Lee Richardson (The Believers, The Exorcist III, Brubaker) como Anton Bartok (un personaje realmente odioso), así como su mano derecha, el guardia de seguridad Scorby (otro odioso Gary Chalk).
De la primera parte, repite John Getz, un poco mutilado a consecuencia de lo sucedido en The Fly, donde el padre de Martin Brundle le infringía un duro castigo a base de una papilla ácida.
Los efectos especiales son soberbios, tanto los de la transformación de Martin Brundle como la criatura mutada del perro en la escena del muelle 17, sin olvidarnos de las bestiales muertes de la parte final, en especial la del ascensor o la papilla ácida en toda la geta del guardia de seguridad.
El guión está bien ejecutado, y aunque no llega a la genialidad de The Fly, es un buen ejercicio de cine de terror, bien resuelto y con destellos de calidad a lo largo de su metraje. De hecho, The Fly II es uno de mis Guilty Pleasures de mi juventud.
Chris Walas destila mucho oficio como director, como posteriormente se vería en Tales from the Crypt, donde dirigió el segmento Til Death, o la divertidísima e hilarante The Vagrant, donde Christopher Young volvería a colaborar con Walas, con una excelente partitura experimental (un gran trabajo que pone de manifiesto la inquietud musical de Young por experimentar).
En mi humilde opinión, es una gran secuela que cierra magistralmente la historia de The Fly, con una gran partitura del incombustible Christopher Young.
Christopher Young en 1988
Comienza a consolidarse la carrera de un gran compositor, alumno de David Raskin, y con claras influencias en sus comienzos de Jerry Goldsmith, Bernard Herrmann o incluso James Horner, pero siempre con una clara seña de identidad, su estilo. Melodías envolventes, un soberbio manejo y trazado de las cuerdas para remarcar la tensión, experimentación musical, gran capacidad para crear ambientes musicales insanos y cortantes como el filo de una navaja recién afilada, ...
The Power, Pranks, Def-Con 4, A Nightmare on Elm Street 2, Invaders From Mars,... Toda una preparación que desemboca en la maravillosa, terrorífica y antológica Hellraiser, un pináculo en la carrera de Christopher Young y en cualquier obra que verse sobre el cine del horror y el terror. Hellraiser supondría el primer reconocimiento en la carrera del compositor, recibiendo una nominación al Saturn Award en el año 1988.
Ese mismo año, Christopher Young iría más lejos con la que podría ser su obra maestra, Hellbound: Hellraiser 2, en esencia una recapitulación del trabajo anterior pero amplificado y con nuevas líneas e ideas musicales. Hellbound le reportaría el premio a la mejor banda sonora en el año 1990 en el Saturn Award.
1988 fue el año de la definitiva consagración de Christopher Young, aunque todavía tendría que sudar sangre (incomprensiblemente) para ir abriéndose un hueco en Hollywood, con trabajos como The Hurricane (1999), The Shipping News (2003) o Murder in the First (1995).
Ese mismo año firma Bat 21, un drama bélico sobre un piloto americano (Gene Hackman) derribado en territorio vietnamita que debe sobrevivir con la ayuda de Danny Glover. Christopher Young firma un buen trabajo, con un excelente motivo oriental melancólico, y con algún parecido en cuanto al uso de recursos dramáticos con The Fly II.
The Fly II se estrenó en 1989, pero la partitura fue grabada en 1988, siendo editada por Colosseum en ese mismo año, con foto del maestro Christopher Young postrado sobre la partitura, y recientemente reeditada (con gran acierto) con la partitura de The Fly del genial Howard Shore, otro musicón.
The Fly II sería nominada al Saturn Award en el año 1991 (un año antes sería nominado al Emmy por su score para la televisiva Last Flight Out, no confundir con el trabajo firmado por Bruce Broughton, aunque ambos fuesen editados por Intrada), sin recibir premio alguno, pero constituyendo, de nuevo, otra obra de referencia dentro del género del terror y el fantástico de Christopher Young.
1988, pues, constituyó el escalón orientado hacia el camino del Olimpo, logrando, año tras año, hacer acopio de oficio y calidad para afrontar con ventura todas las empresas cinematográficas en las que se ha ido enrolándose, situándose, de lejos, en uno de los teóricos Top Ten actuales de los compositores en activo. Gente como Chris Young, James Newton Howard, Alexandre Desplat, Dario Marianelli o Mark Isham pueden ser la gran esperanza del futuro de las bandas sonoras.
The Fly II - Análisis Temático Parte I: La Melodía
Antes de entrar al trapo en la disección del score, quiero destacar, bajo mi humilde opinión, que nos encontramos, haciendo un símil cariñoso (nunca como odiosa comparación), con el que sería el Alien de Christopher Young. A lo largo de todo el score, nos encontramos con figuras y recursos musicales muy experimentales y atmosféricas, realmente brillantes, que generan un clima etéreo y misterioso, muchas veces a través de extrañas y violentas percusiones, de flautas que serpentean en el aire, violines que te envuelven para ir asfixiándote poco a poco, estridencias musicales, los vientos y las cuerdas trazando aleteos caóticos imitando el aleteo de la mosca, o percusiones orquestales y electrónicas para imitar sonidos grotescos o insectoides.
Hay cortes, como "Bartok Barbaro" o "Musica Domestica Metastasis", donde se observa esa marca que ha registrado Goldsmith en Alien para generar tensión y crispación, un guante que ha recogido Chris Young y ha hecho suyo a través de su saber hacer y su propio estilo.
El score se construye sobre un motivo espectacular, grandioso y desgarrador, de gran intensidad dramática, en la linea del Christopher Young de Hellraiser y Hellbound: Hellraiser II. Es el leitmotiv principal, que Young traza de manera magistral, enfatizando el drama de Martin Brundle durante su metamorfosis.
Es un corte trágico y atronador, perfectamente ejecutado sobre los vientos y los violines, con un gran acompañamiento de la sección de percusión, que te envuelve, te arropa y te eleva, sacudiéndote suavemente de un lado a otro.
El motivo principal es realmente intenso y con toques épicos, vertebrando la parte más melódica del score. Por ejemplo, el corte tres, "Fly Variations", una suite de seis minutos y veintidós segundos, recoge en sus dos primeros minutos el tema central, perfectamente ejecutado, con un clímax musical intenso y espectacular, para el momento en el que un joven Martin ve como su mascota preferido, un bello perrito, es usado como cobaya en un experimento de tele transporte.
El resultado del experimento, un desperdicio mutado de perro, marcará le existencia de Martin, y será una de las razones por las que Martin clamará venganza contra Bartok y su equipo.
La parte final de "Fly Variations", una bella, dramática y melódica rendición del tema central, es utilizada para el momento en el que un Martin adulto descubre que el perro mutado ha sido confinado en una celda para su estudio. La música, a través de los violines, con dos secciones de cuerda (una de base que envuelve la melodía principal, mientras que la otra la desarrolla), refleja la tragedia y el pesar de Martin, quien decide dar muerte al pobre animal, acabando así con su sufrimiento.
Otra excelente variación del tema central es escuchada en el corte cuatro, "The Spider and the Fly", una especie de bello Waltz, para el momento en el que el niño Martin se escapa de su celda y recorre los laboratorios Bartok a través del sistema de ventilación, llegando a una sala de almacenaje donde conocerá al perrito con el que entablará amistad. Las flautas llevan el principal peso de la bella y juguetona melodía, una auténtica delicatessen.
Young recuperará esa hermosa variación para la apertura del corte nueve, "Bay 17 Mysteries", la segunda escapada de Martin en busca del perro, descubriendo que éste ha sido trasladado al muelle 17, donde Young nos regala, tras la bella apertura, una melancólica versión del motivo central para la tristeza del joven Martin.
Destacar, dentro de éste corte (de nuevo un compendio de varios momentos de la película), el mágico, etéreo y celestial pasaje que aparece del minuto y cuarenta hasta el final del corte, con las cuerdas y las campanas creando una melodía envolvente y maravillosa, casi como rozar el cielo con los dedos, para el momento en el que Martin tele transporta con éxito un teléfono.
Otro excelente y bello motivo es el que Chris Young nos regala para la relación entre Martin y la chica, un love theme delicado y emotivo, complejo corte de amor que ya anticipa musicalmente la dificultad de dicha relación. En el CD aparece en el corte dos, en todo su esplendor, pues en la película no aparece en toda su longitud.
Es un motivo que solo aparece una vez en el score editado, y que en la película lo hace en dos ocasiones, la escena de sexo, y una escena previa, en la que ambos se despiden con bastante complicidad. Es maravilloso, haciendo flotar y levitar, y de nuevo con dos secciones de violines, una manteniendo una base musical, mientras la otra desarrolla el love theme, convergiendo en gran parte del corte. Es un recurso que utilizará muchísimo a lo largo de varios cortes.
Mencionar que el love theme de The Fly II es similar a uno de los bellos y etéreos motivos de la magistral Haunted Summer (1988), en concreto recogido en "The Night Was Made for Loving", donde nos encontramos de nuevo a Eric Stoltz como protagonista en el reparto.
Y cerrando la parte melódica, Young nos regala un tercer motivo antológico, que es el que cierra el score en el corte "Dad", un corte melancólico y melódico para el momento en el que Martin ver los videos de su padre (previamente censurados por Bartok) donde explica aspectos relacionados con sus experimentos de tele transportación.
Aunque el score está bastante desordenado, he de reconocer que, a modo de coda final, el corte "Dad" supone un brillante y excelente cierre del score, donde, además, encontramos el germen y anticipo de lo que será el angelical, etéreo y envolvente motivo principal de Species (1995), con el sello del autor, inconfundible.
The Fly II - Análisis Temático II: La Atonalidad y Agresividad
Y en las antípodas de todo lo anteriormente mencionado, encontramos el material atonal y experimental, texturas musicales opresivas, una tensión mantenida y crispante, generando malestar y desasosiego, y violencia, muchísima violencia musical, con la orquesta rezumando agresividad y virulencia.
Algo que me llama la atención en éste score es la experimentación que Christopher Young lleva a cabo en The Fly II, una secuela de un gran éxito del cine del terror y fantástico, llamada a hacer taquilla y arrastrar público (algo contrario con los "blockbusters" actuales, mayoritariamente rellenados con partituras repetitivas, simples y raquíticas, excesivamente funcionales, sin dar más señas para no herir sensibilidades).
Uno de los más claro ejemplos es el corte cuatro, "Musica Domestica Metastasis", siete minutos y veinte segundos de duración donde nos encontramos al Young experimentador, el mismo de Def-Con 4, Pranks o Torment, o al Young generador de ambientes insanos y enfermizos de Hellraiser. Es Christopher Young en estado puro. Texturas sinuosas y envolventes, crispando y enervando, buscando la incomodidad, mascándose la tensión, con explosiones musicales realmente terroríficas y agresivas, potenciando lo grotesco de la transformación de Martin o las horribles muertes de la parte final.
En "Musica Domestica Metastasis", las cuerdas sostienen una tensión cortante, con los vientos construyendo sonidos enfermizos, de auténtica pesadilla, y percusiones aderezando el conjunto con toques violentos y explosivos, todo ello al más puro estilo atonal de esa obra maestra que es Alien, o mismamente Aliens, justo dos años antes. Los tres primeros minutos y medio del corte corresponden al momento en el que Martin se transforma definitivamente en mosca, saliendo del capullo, y atacando a la doctora que se encuentra a su lado, con una explosión orquestal agresiva y salvaje.
Los siguientes tres minutos (del tres y medio al seis y medio) nos ofrecen un pasaje de contenida intensidad dramática, donde las cuerdas, de nuevo dos secciones que se van alternando y fusionado en el desarrollo de la melodía, remarcan la tragedia de Martin, quien descubre que se transformará en una horrible criatura.
La parte final del corte (algo más de medio minuto) es utilizada para el salvaje ataque del perro mutado una vez sale de la vaina de tele transportación, que arranca varios dedos a un científico, con un estallido orquestal salvaje, reflejando la agresividad del ataque.
El comienzo de la película, con el parto de la madre de Martin, es retratado al inicio del corte "More Is Coming", de nuevo texturas opresivas con un arranque violento para el momento en el que el médico extrae un capullo como resultado del parto en lugar de un bebe, enfatizando lo grotesco y terrorífico de la escena.
Uno de los temas más salvajes y bestiales es la apertura del corte siete, "The Fly March", una de las mejores piezas de acción y terror de Young. Es una breve fanfarria, con una apertura grandiosa y agresiva, para el momento en el que un Martin completamente transformado va camino del Muelle 17, para intentar acceder con la identificación de uno de los doctores y ajustar cuentas con Bartok.
Chris Young nos ofrece una salvajada de corte; metales, percusión y especialmente los vientos, a través de las trompetas, construyen un corte magistral que va ganando en intensidad conforme avanza, completamente in crescendo, alcanzando su clímax al minuto uno. La parte final de la apertura, donde las trompetas construyen una figura musical circular, me recuerda a un recurso musical del maestro Goldsmith en Capricorn One, en el corte "Breakout" (el corte original de la edición GNP Crescendo).
"Accelerated Brundle Disease" es otra pieza de gran tensión y con repuntes violentos para narrarnos dos momentos de la película. La primera parte del corte comienza con una fase de tensión in crescendo que desemboca en un estallido orquestal virulento y atronador, para el momento en el que un doctor descubre que el capullo ha eclosionado y el cadáver de una doctora.
La parte final del corte, de nuevo muy al estilo de Alien, es un pasaje atmosférico y ambiental excelentemente ejecutado sobre las cuerdas, mientras en pantalla uno de los guardias (Scorby) busca al Martin-Mosca en el muelle 17.
Los ritmos etéreos y ambientales se vuelven a dar la mano con la atonalidad y la agresividad en "Bartok Barbaro". El corte abre con agresividad y estallidos orquestales, siempre resaltando ese aspecto grotesco e inhumano de la criatura.
Tras una breve transición de tensión, al minuto introduce nuevos repuntes violentos, mientras en pantalla dos guardias de seguridad y un perro se adentran en la sala de calderas buscando a la criatura. Young introduce sonoridades muy salvajes, a través de la percusión orquestal y electrónica, aspecto que amplifica y potencia la aberración que sugiere el hombre-mosca, confiriéndole un toque musical que nos evoca a los insectos.
Dentro de ese pasaje encontramos una triste y melancólica variación el motivo central para el momento en el que los guardias sueltan al perro para que compruebe una zona, donde se encuentra con el hombre mosca, quien lo acaricia y lo deja marchar (un recuerdo de la mascota anterior).
Acto seguido, la segunda parte del corte, un pasaje etéreo y ambiental, muy a lo Alien de Goldsmith, para el momento en el que el capullo donde se encuentra Martin recogido es trasladado a los laboratorios Bartok, donde será objeto de estudio. La construcción musical es brillante, con un halo de misterio flotando en el aire mientras el equipo científico estudia el capullo.
Y, finalmente, el clímax final, donde Bartok se las ve con un Martin-Mosca furioso y cabreado, quien salva a su chica y prepara el proceso para tele transportarse en las cabinas con Bartok, intentando recuperar su aspecto humano y traspasar el ADN corrupto y degradado a su acompañante.
La apertura del corte es agresiva y salvaje, desembocando en una versión espectacular, grandiosa y épica del motivo central, completamente in crescendo, con un clímax donde toda la orquesta se luce de forma magistral para la venganza de Martin, una de las mejores construcciones musicales del género fantástico de los últimos veinte años. Impagable.
Ediciones y Reediciones
The Fly II fue editada por Varese Sarabande hace bastantes años, y la duración del score hace honor a lo que escuchamos en la película (siempre faltan cosillas, generalmente, pero en ésta caso, las omisiones no son tan dramáticas ni imprescindibles, aunque eche de menos el corte donde Martin destroza su casa buscando la cámara espía que le ha estado grabando en todo momento).
Bastantes años después, Varese, con acertado criterio (tanto de gusto como de bolsillo) reeditó The Fly de Howard Shore y The Fly II de Christopher Young en una edición de doble CD, que permitía al aficionado que se hubiese despistado con la adquisición de ambos scores poder hacerse con ambos trabajos, imprescindibles para el género del terror y la fantasía.
El contenido de ambas ediciones es idéntico a lo editado originalmente y por separado, por lo que no existe añadido por ese lado, sino que más bien viene a poner en circulación dos trabajos que todo aficionado debería tener en su colección.
What's the Magic Word?
Christopher Young. Ésa es la palabra mágica. Él ilumina con su música todas las películas en las que participa, sean grandes producciones o simples productos televisivos. Se entrega, dando lo mejor de si mismo, y en ese aspecto me recuerda enormemente a Jerry Goldsmith. Ambos lo daban todo, fuera cual fuera el proyecto, y eso destila su amor y pasión hacia el cine.
The Fly II es otro ejemplo maestro más de la calidad de Chris Young, algo fuera de toda duda desde hace mucho tiempo, aunque ello no haya sido acompañado del reconocimiento que merece.
Pero qué más da. Quienes amamos y disfrutamos la buena música de cine, sabemos que año tras año, tenemos una cita ineludible de calidad con uno de los maestros de la música de cine actual: Christopher Young.
Lo mejor: Todo, ese motivo principal dramático y desgarrador para Martin Brundle, esa tensión cortante y asfixiante durante gran parte del metraje, los estallidos musicales y de gran violencia con cada una de las apariciones del hombre-mosca, el bello y melancólico motivo de amor, … TODO.
Lo peor: Yo diría que nada. Alguno dirá que si es oscura, que si muy tensa, atonal a ratos… y yo les diré que si no han visto la película… ya están tardando, porque es una auténtica maravilla comprobar cómo la concepción musical de Young ha sabido captar magistralmente el alma y tragedia de la película.
El momento: “The Fly II”, con el antológico motivo central, el desgarrador motivo de amor del corte dos, “Come Fly with Me”, y para rematar, el espectacular comienzo de “The Fly March” y la coda final de “Dad”.
Rubén Franco Menéndez (Patton_Goldsmith)
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