Tracklist:
- The Hurt Locker (01:52)
- Goodnight Bastard (04:09)
- The Long Walk (01:43)
- Hostile (03:25)
- B Company (02:29)
- Man in the Green Bomb Suit (02:03)
- There Will Be Bombs (02:07)
- Body Bomb (02:34)
- Bleeding Deacon (01:16)
- Oil Tanker Aftermath (03:32)
- A Guest in My House (03:08)
- The Way I Am (02:29)
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Un año Notable de Cine... pero no de Oscar
Curiosamente, y al menos eso creo, no ha sido un mal de año de cine, con muchos títulos notables e interesantes, muchas propuestas muy frescas y originales, como Inglorious Bastards o District 9, grandes superproducciones como Avatar, y títulos realistas y crudos como The Hurt Locker.
Y lo de curioso viene porque, dicho esto, no he visto ninguna película fuerte, de peso, que puedas decir que merezca el Oscar de una forma incontestable. Quizás Up, pero de las que he visto estos últimos meses, a excepción de Gran Torino (la cual podrían haber repescado para ésta edición), ninguna me parece una película sobresaliente.
Visto el elenco de nominadas, bien podrían haberse colado, ya puestos, y con igualdad de justicia, títulos como la estupenda Star Trek o el Sherlock Holmes de Guy Ritchie, porque al fin y al cabo, los Oscar es saber venderse y promocionarse, junto con algo de fortuna y suerte.
Pero puestos a elegir, The Hurt Locker era una posible candidata, sobre todo por su gran poder visual: bien montada, bien ejecutada, acumulando tensión, con un buen actor principal, y sin inclinaciones políticas, simplemente contando el día a día de una patrulla de desactivación de bombas en Irak. Pero mi voto hubiera ido, de cabeza, para Up.
En Tierra Hostil... Peligros Mil
El Sargento Matt Thompson (Guy Pearce en un breve papel) fallece al comienzo de la película al explosionar una bomba en plena calle de la ciudad de Irak, siendo reemplazado por el Sargento William James (Jeremy Renner, recientemente visto en 28 Weeks Later y The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford).
William, con un complejo carácter que le hará levantarse no pocas antipatías entre sus nuevos compañeros de equipo, irá dando muestras de su gran valía y pericia como desactivador, con una templanza y serenidad que roza, en algunos momentos, la locura.
Poco a poco acabará, de alguna extraña forma, encontrando un punto de entendimiento con sus compañeros de trabajo, en un día a día que puede ser el último para los soldados que velan por la seguridad de la ciudad, en un claro reflejo de lo poco que vale la vida humana, y de lo inútil que es cualquier guerra que se precie.
El mayor acierto de la película, de lejos, es la dirección de Kathryn Bigelow, a quien siempre guardaré cariño por esa maravillosa cult-movie de vampiros que es Near Dark (1987), o esa excelente historia de ciencia ficción llamada Strange Days (1995), sin olvidarnos del clásico thriller Point Break (1991), con Patrick Swayze y Keanu Reeves, traducida como Le Llaman Bodhi.
Excelentemente rodada y montada, la Academia decidió premiar a The Hurt Locker con el Oscar a la mejor película, a la mejor directora (primera vez que una mujer gana el Oscar como directora), mejor guión original, mejor montaje y dos oscar por sonido y montaje de sonido. La ejecución técnica es impecable, siendo el mayor acierto de la película.
El trabajo de Jeremy Renner fue reconocido con una nominación como mejor actor principal, al igual que el ajustado, intenso y étnico score de Marco Beltrami y Buck Sanders.
Además, durante la película encontramos varios cameos, como el de David Morse (como un Coronel que mantiene una breve conversación con William James), o la aparición del británico Ralph Fiennes (como un mercenario con el que se cruzarán en el camino de James y sus hombres, en pleno desierto, en la mejor escena de combate de toda la película), y eso sin olvidarnos del breve papel de Evangeline Lilly (la Kate de Lost) como la mujer de William, o el papel de Christian Camargo como el Coronel John, memorable por su papel de psicópata en la primera temporada de Dexter.
The Hurt Locker - Una nominación al mejor score original del año :¿Efecto Arrastre?
Que The Hurt Locker se iba a convertir en una de las películas favoritas de la edición de los Oscar del 2010 estaba cantado. El tema (Irak, soldados desactivando bombas, dramas diversos y situaciones límite), la dirección y el montaje (espléndidos), y la unanimidad de la crítica en ensalzarla hacia lo más alto, ha beneficiado su carrera hacia los Oscar, a través de un modesto e interesante ejercicio de conflictos bélicos salpicado de tintes dramáticos.
Evidentemente, sin ser esa obra maestra o esa maravilla que muchos han lanzado a los cuatro vientos, The Hurt Locker tiene un gran puñado de excelentes virtudes. Y fruto de ese perfil de Oscar se suelen ver beneficiados una serie de factores que, en condiciones normales, no hubiesen reportado nominación alguna, como el score Marco Beltrami y Buck Sanders.
Eso no quita para que la calidad del trabajo de los dos compositores no sea de un buen nivel (todo lo contrario, como se podrá ver después), pero llama la atención el indicador de lo que DEBERIA ser una nominación al Oscar: la excelencia, destacando sobre el resto de partituras que ha habido durante el año.
Dicho esto, ¿es mejor The Hurt Locker que Drag Me to Hell, Star Trek, New Moon o Creation?. Creo que la respuesta, mayoritariamente, sería un no. ¿Es The Hurt Locker un trabajo duro y ajustado?. Sí, a todas luces. ¿Es una castaña de score, una infumable sucesión de ruidos y sonidos?. Rotundamente no (aunque a veces lo parezca).
Si es cierto que posee una serie de cortes ambientales, a veces asfixiantes, y muy ajustados a las imágenes que acompaña, pero también es igual de cierto que tenemos un excelente contenido dramático, especialmente identificado en el tema central del score, donde Beltrami y Sanders introducen un melancólico y étnico leitmotiv.
Rehaciendo la pregunta de nuevo, ¿merece The Hurt Locker una nominación a los Oscar como mejor partitura?. En criterio de la búsqueda de la excelencia, por mi parte apuesto por un no. Si el criterio es el de resaltar la labor cinematográfica del producto al que acompaña, confiriéndole todo aquello que la directora exige (y con un buen recurso dramático sobre el que sostener el score), la contestación de la pregunta no sería un si, sería un puede.
El problema es que a uno se le nubla la razón, viendo como los excelentes motivos principales (antológicos, más bien) de Star Trek y Drag Me to Hell, así como su excelente desarrollo musical, se han ido de vacío en la nominaciones, aunque la justicia haya compensado a Giacchino, premiándole con un más que merecido Oscar por Up (y dicho de paso, ¿para cuando una nominación a Chris Young?).
Y conste que me encanta Beltrami, y cada vez más, y que me alegro de que la Academia reconozca sus méritos, pero lo justo es lo justo. Y dicho de paso... ¿qué entenderán los Oscar de justicia?. Lo mismo que yo de hablar chino... ná de ná.
Beltrami & Sanders - La Delgada Línea Sonora del Efecto y la Música
Hablar de Beltrami es hablar de uno de los aventajados pupilos del Maestro Goldsmith, de un habitual colaborador del género del fantástico y el terror (Knowing, Underworld 2, o colaboraciones con el director Wes Craven, como la trilogía de Scream o Red Eye), y de un compositor que cotiza al alza tras sus magistrales aportaciones a 3:10 to Yuma (2007), The Three Burials of Melquíades Estrada (2005) o la ajustada The Hurt Locker.
A continuación, te proponemos una pequeña muestra de la calidad de Beltrami, con varias reseñas sobre su obra echas por varios de mis compañeros:
En cuanto a Buck Sanders, nos encontramos con un habitual colaborador del compositor, que discretamente se ha ido manteniendo en segundo línea, colaborando con Beltrami allí donde era necesario (bien como encargado de los sintetizadores en Flight of the Phoenix o Terminator 3, bien componiendo música adicional en The Watcher, o bien coproduciendo el score de Blade II), hasta que llegó Max Payne, adaptación del famoso videojuego a la pantalla.
Buck Sanders y Marco Beltrami se juntaron para componer las aventuras y desventuras de Max Payne, del director John Moore (el mismo de la interesante Flight of the Phoenix) con un tema central pegadizo y potente, a través de una magistral sección de cuerda, trompas y trombones, que rezuman grandiosidad pero sin excesos, y con un excelente sentido del ritmo, reflejando, además, la complejidad del alma torturada de Payne.
Por otro lado, nos ofrecen dos temas más, un corte de acción en la línea de Beltrami, una genialidad, y un excelente tema dramático de gran intensidad para los flashbacks de Payne, recordando a su familia asesinada, también made in Beltrami, excelentemente apoyado en los violines.
El 2009 regalaría a los aficionados uno de los mejores trabajos del año, Knowing (Señales del Futuro), y nos regalaría una edición (cortesía de Varese Sarabande) de In the Electric Mist. Pero las sorpresas no acabarían ahí: Sanders & Beltrami volverían a colaborar juntos en The Hurt Locker, resultando nominada al Oscar a la mejor partitura, primera vez para Buck Sanders, segunda para Beltrami.
Según los deseos de la directora, y a la vista del resultado compuesto por ambos, el trabajo se encuentra a medio de camino de los efectos de sonido y de lo que sería banda sonora, de tal forma que a veces ambas partes no se puedan distinguir una de otra, resultando una ajustada labor de acompañamiento musical, que busca provocar incomodidad y malestar en el espectador, mediante una tensión latente y constante.
Pero también hay alma; en pleno desierto, a una temperatura demencial, en pleno infierno iraquí, lleno de explosiones y muerte, Beltrami y Sanders sacan tiempo para ofrecernos un motivo para el personaje principal, William James, un cowboy moderno, un texano que hace lo que mejor sabe hacer, aquello para lo que cree que ha nacido: Desactivar bombas en el árido suelo de un país hostil.
Y es ahí donde la partitura nos muestra humanidad en medio de tanta barbarie, al margen de un buen puñado de buenos cortes de tensión, donde la música étnica se convierte en un elemento identificador, pero no predominante, y los sintetizadores, la percusión y los violines aderezan el resto, apretando hasta casi asfixiarte por momentos.
Un Texano en Irak : Leitmotiv principal de The Hurt Locker
Sangre y arena, muerte y desolación, con un grupo de soldados que se encuentran solos ante el peligro, lejos de su patria y de su familia. ¿Es The Hurt Locker una especie de western bélico moderno?. ¿Un solos ante el peligro en Irak?.
El carácter rudo de Williams James encuentra en el leitmotiv principal de Beltrami y Sanders una respuesta a su complejo carácter, ofreciéndonos un motivo central donde la melodía es llevada excepcionalmente por los punteos de una guitarra y un solo de cello qué, mediante armónicos naturales, emula el timbre de la viola de gamba barroca (también conocido como "violón"), confiriéndole ese toque étnico y exótico, inyectando al corte un carácter arábigo, transmitiendo una sensación de soledad y melancolía.
Cuando ese motivo irrumpe en pantalla, cobra vida la dimensión dramática y humana de la película, proporcionando una carga psicológica para William a través de su melancólica melodía. El toque de western, aparte del claro reflejo del desierto y la soledad, viene también por el Estado geográfico de William (Texas), a quien uno de sus compañeros insulta despectivamente, llamándolo cowboy (vengándose, posteriormente, en una pequeña fiesta nocturna, durante un pequeño descanso de confraternización).
Y su principal aparición tiene lugar en la que, para mí, es la mejor escena de la película. La patrulla de desactivación, en plena ronda por el desierto, encuentra a unos mercenarios que portan con prisioneros iraquíes, donde encontramos al genial Ralph Fiennes como jefe de la patrulla en un breve papel.
En ese momento, una brigada de insurgentes los rodean y comienzan a tirotearlos, en un crudo y violento enfrentamiento que dura varios minutos (y algo más de medio día en la pantalla). "Goodnight Bastard" recoge el fin del enfrentamiento, con una música ambiental y árida, reflejando ese carácter sucio y rudo del desierto, esa sensación de calor, de incomodidad, hasta que al minuto dos, los acordes de la guitarra y el cello entran en pantalla, llenando las imágenes, mientras otorga dimensión a la tragedia humana, al drama diario de muerte y desesperación.
El Cuerpo del Score - Territorio Hostil en Irak
"The Hurt Locker" ya anuncia a cañonazos las intenciones del score: mucha tensión, con un ritmo pulsante, a modo de latido de corazón, donde una voz se alza como compañera de viaje de ese pulso electrónico, confiriéndole un toque étnico, un aroma iraquí, con una tensión in crescendo.
"The Long Walk" y "Hostile" son dos ejemplos de tensión y angustia, con una presión musical a ratos asfixiante, donde la electrónica construye ritmos pulsantes, de nuevo cuasi latidos, y donde la instrumentación étnica le da ese toque arábigo, ese rasgo iraquí, pero nunca queriendo destacar por encima del conjunto, sino como un ensamblaje o resorte musical más, como un componente adicional.
La sensación musical de peligro es constante, envolviéndote e incomodándote a cada instante, claro reflejo del crudo y peligroso trabajo de los desactivadores, sumergidos en un estado de ansiedad y desesperación continuo, con la muerte pisándoles los talones a cada pasito que dan.
"Hostile" es un claro ejemplo de ello, donde los ritmos electrónicos y un cántico arábigo hacen acto de presencia, con los violines trazando una melodía con toques étnicos, mientras William y sus hombres descubren un grupo de hombres en plena ronda por el desierto que resultan ser un grupo de mercenarios.
La sensación de malestar es notoria, y el trabajo pulsante de Sanders & Beltrami reflejan ese nervio a través de la música, en un claro y magistral ejemplo de dominio de los tiempos, con la aparición final del motivo principal en las cuerdas de la guitarra en la parte final del corte, cuando el peligro ha pasado.
Mucha de esa tensión no es ajena a la obra de Beltrami, como esa magnífica e infravalorada obra que es Flight of the Phoenix (2004), un trabajo a reivindicar que crece con cada escucha, y donde encontramos material de tensión musical realmente excepcional, reflejando, también, esa sensación de aridez, de sequedad y angustia, a través de la electrónica, la percusión o las cuerdas.
"B.Company" y "The Man in the Green Bomb Suit" trabajan aspectos musicales de tensión muy psicológicos, donde nunca desaparece esa sensación de opresión, de desconcierto, a través de un brillante pulso electrónico y toques étnicos, generando un ambiente irrespirable y paranoico.
"B.Company" se basa en un zumbido constante con una percusión electrónica latiendo en segundo línea, que se te va metiendo por los huesos poco a poco, reflejando la complejidad de la psique humana de los personajes.
"There Will Be Bombs" es un excelente tema de tensión, cortante y angustioso, donde los violines parecen apuñalarte el alma, a través de un genial glissando de cuerdas (ascendente y descendente), cercano al minuto uno. Acto seguido, entramos en una nueva fase donde se mantendrá una tensión más ambiental y contenida.
"Body Bomb" es un excelente corte de tensión, con un drama creciente, que desemboca con la introducción de una voz árabe cantando a modo de rezo final.
Y tras el breve (y descorazonador) corte dramático "Bleeding Deacon", que señala la muerte de un oficial tras pisar una mina terrestre, llega "Oil Tanker Aftermath", un corte intenso y oscuro, excelente retrato de la tensión que sufre el equipo de desactivación en la investigación de una de las explosiones finales, donde un miembro del comando es capturado. El corte es opresivo y siniestro, pero cercano al final, el motivo central hace acto de presencia.
"A Guest in My House" nos muestra a William invadiendo la intimidad del hogar de una familia iraquí, mientras investiga las pistas sobre el crimen de un joven chico iraquí que rondaba por el cuartel, vendiéndole Dvds piratas.
El corte es intenso y dramático, desembocando en un breve y rítmico pasaje de acción, a través de un ritmo electrónico, para el momento en que William sale corriendo de la casa dirección al cuartel.
Cierra el score "The Way I Am", toda una declaración de intenciones en boca del protagonista, donde hace acto de presencia el motivo central a modo de coda final, y donde los punteos de guitarra llevan el peso de la melodía.
La Senda de Beltrami
Es un compositor que siempre me ha gustado, aunque reconozco que su carrera esté llena de altibajos e irregularidades, pero que le vamos a hacer... nadie es perfecto. Pero, a la luz de los resultados, se observa que Beltrami comienza a tener poso, y ha ido escalando peldaños en el star system de compositores, resultando llamativas sus dos nominaciones consecutivas a los Oscar (similar al caso de Giacchino con Ratatouille y Up).
3:10 to Yuma es muchísimo más agradecida en audición que The Hurt Locker, de eso no cabe duda, pero tampoco todas las obras compuestas tienen o deben de serlo. Tenemos auténticas obras maestras musicales, de suma complejidad, que a más de uno pueden echarle para atrás en audición, excelentes trabajos como el Alien o el Planet of Apes de Goldsmith, el Fantastic Voyage de Rosenman o el 2001 o el Dragonslayer de Alex North (y como siempre digo en éstos casos, para mi no es un problema).
Pero no debemos olvidemos de uno de los principales cometidos (sino el principal) de un compositor: cumplir con los deseos y designios del director, narrando musicalmente lo que vemos en pantalla, o simplemente acompañando en la forma en que debe de hacerlo. Y The Hurt Locker lo consigue, y eso es lo que ha juzgado la Academia.
A mí es un trabajo que me gusta, y en cada audición le he descubierto cosillas, pero no me cabe duda de que no será uno de los trabajos que más recordarán o escucharán los fans de Beltrami o de la música de cine en general, pero si marcará un alto en la carrera del compositor, configurándose como un merecido reconocimiento a su trabajo, así como el de su fiel acompañante, Buck Sanders.
Lo mejor: El motivo central, melancólico y solitario, con un sabor a la música de cine del oeste, y esa sensación de haber captado la esencia del infierno que es vivir en un país como Irak.
Lo peor: Lo peor viene de lo mejor: esa fusión de imágenes y música puede no funcionar en la audición en solitario, resultando de gran dureza para el grueso general de aficionados.
El momento: La escena del tiroteo en el desierto, a través de los cortes “Hostile” y “Goodnight Bastard”, donde ya aparece el motivo central, y la coda final en “The Way I Am”.
Rubén Franco Menéndez (Patton_Goldsmith)
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