John Barry
(3 de Noviembre 1933 - 30 de Enero 2011)
Uno de los más grandes nos ha dejado, a través de su eterna música es ya inmortal
Para un aficionado a la música de cine hay ciertos momentos que siempre perduran en nuestro recuerdo. Un halo de tristeza recorre nuestro semblante si pensamos en el día que conocimos que extraordinarios compositores que nos habían acompañado a lo largo de nuestra vida, cuya música había aportado recuerdos y puesto banda sonora a muchos instantes inolvidables de nuestra existencia, ya no compondrían nuevas maravillas con las que emocionarnos, nuevas melodías con las que hacernos vibrar, sentir, soñar, ya no estarían más con nosotros, y ya no podríamos seguir fantaseando con el privilegio de conocerles algún día en persona, o asistir a uno de sus conciertos. En mi caso, no pude llegar a conocer a Jerry Goldsmith, Michael Kamen, Elmer Bernstein, o David Raksin, no pude conocer a Miklós Rózsa y sentí su paso a la otra vida, como el de alguien cercano, alguien querido, con dolor y pena por saber que ya, el mundo nunca podría disfrutar de nuevas composiciones de tales maestros.
Tuve el enorme privilegio sin embargo, de conocer a través del Festival Internacional de Música de Cine Ciudad de Úbeda a uno de los compositores más grandes de todos los tiempos, Basil Poledouris, descubriendo en él, no sólo a un compositor excepcionalmente talentoso, y a un ser humano valiente ante la adversidad y con un arrojo y una fuerza interior contagiosa, sino a una persona amable, humilde y abierta a compartir, mostrar y enseñar, a través de sus experiencias vitales, a una persona que fue un ejemplo para compañeros, amigos, y colaboradores. El pasado 30 de enero de 2011, uno de los más grandes compositores de la historia, se reunió con todos ellos, sin duda, un gran concierto sinfónico fue celebrado en el cielo a su llegada, sin duda, Basil, Michael, David, Elmer, Jerry, y tantos otros le recibieron con un fuerte abrazo. Su nombre, Barry, John Barry.
Nacido en el Condado de Yorkshire en el Reino Unido en 1933, entró en el mundo de la música a través de la pasión por el jazz, comenzando su periplo artístico tomando lecciones por correspondencia del gran compositor de jazz Bill Russo, realizando arreglos para diversas formaciones de aquella época, y llegando a conforma el suyo propio, que bajo el nombre de The John Barry Seven se convirtió en una de las sensaciones del momento. Uno de cuyos miembros por cierto, el legendario Adam Faith le introdujo en el negocio del cine. Con él escribiría varias piezas para diversos filmes, hasta que la gran oportunidad y el instante que le marcaría para siempre, llamó a su puerta. Albert R. Broccoli y Harry Saltzman, productores de Dr. No, ampliamente descontentos con el mediocre trabajo de Monty Norman para su film, contrataron a Barry para hacer los arreglos pertinentes que otorgaran más vigor y fuerza a su tema principal, y compusiera el resto del score, desechando el trabajo de Norman. Lo que vino después forma parte de la historia, y supuso el despegue de John como compositor de música de cine, aunque su autoría definitiva sobre el imperecedero tema de James Bond, nunca le fuera concedida, ni siquiera judicialmente. Él fue, es y será sin embargo, el alma del personaje, y cada vez que 007 aparece en pantalla, aunque no le acompañen las notas de los arreglos de John Barry, éstas resuenan en nuestra cabeza, aún sin escucharlas. Es la magia del cine, es la magia de Barry.
Ampliamente valorado por tener un estilo propio y muy marcado que hace reconocer cada una de sus piezas inmediatamente, por una pátina clásica, una elegancia y una belleza compositiva que ha hecho historia, Barry destaca por su extensivo uso de los instrumentos de viento y metal de la orquesta y la fuerza lírica de la sección de cuerda en sus creaciones. A su vez, en él hallamos a un creador innovador y arriesgado, que no se conforma con la comodidad y que siempre busca renovarse, evolucionar, siendo así uno de los primeros en introducir el sintetizador, como llevó a cabo en el film de Bond, On Her Majesty’s Secret Service. En su música la sección de trompetas se hace una con los violines chelos y violas creando una delicadeza sonora emocionante e inolvidable para cada uno de los oyentes que por primera vez descubren al maestro.
Su talento melódico le lleva al reconocimiento muy pronto en su carrera, obteniendo multitud de premios y honores por doquier, de los que los representantes más conocidos e importantes son los Oscars de la Academia que a finales de los años sesenta, obtiene casi consecutivamente por obras como Born Free (Partitura Original y Canción, interpretada por Matt Monro, con arreglos de John Barry sobre su propio tema principal), y The Lion in Winter. Posteriormente, recibió dos Oscars más por otro par de entre sus muchas obras maestras, la arrebatadora Out of Africa, y la epopeya legendaria hecha música, Dances with Wolves.
Entre ellas, infinitas obras para el recuerdo, que van desde la película que emocionó a todo el Reino Unido, Zulu, con un memorable tema principal sobre el que palpita el alma del film a pesar de la poca música que éste contiene, Midnight Cowboy, con su inolvidable armónica, hasta nueve films de 007, de Dr. No hasta The Living Daylights, The Last Valley, Monte Walsh, Alice’s Adventures in Wonderland, Robin and Marian, The Deep, King Kong, Somewhere in Time, High Road to China, Hanover Street, Frances, Body Heat, Cotton Club, Hammet, The Black Hole, Howard the Duck, Until September, Masquerade, My Life, An Indecent Proposal, Chaplin, Cry the Beloved Country, Across the Sea of Time, The Specialist, Swept from the Sea, Playing by Heart, o su última composición para el cine, Enigma, y varios discos de música no cinematográfica, como The Beyondness of Things o Eternal Echoes.
John Barry nos deja como legado no solamente su música, sino una forma de entender esta, él definió el moderno cine de espías, el romanticismo cinematográfico, la aventura elegante, el suspense clásico, la psicología de los personajes a través de la música, la melodía como elemento indispensable a las altura de actores, actrices y directores, él abrió nuestros oídos a nuevas sensaciones, a emociones inéditas, él nos descubrió el mundo del cine a través de sus ojos. Por todas tus grandes obras, por todas las pequeñas, por todos tus arreglos de jazz, por el vértigo de emociones que siento al escuchar tus creaciones, por crear y poner el sello John Barry de calidad en todo lo que hacías, Thanks so much Master!!!
Y aunque ya no estás entre nosotros, tu espíritu nos acompañará para siempre cada vez que una de tus partituras, una de tus melodías se interprete en algún recodo del camino, cada vez que en nuestro equipo de música suene alguna de sus muchísimas creaciones, cada vez que, en algún lugar del mundo, cada minuto, una de las películas a las que regalaste tu magia, sea ofrecida al público. En cada uno de esos momentos, a través de tus obras, Sir John Barry, estarás con nosotros, y tu legado será inmortal.
Asier G. Senarriaga
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